Ninguna de ellas se reunió con el presidente Barack Obama durante sus estadías a la residencia presidencial de EE. UU.
WASHINGTON — Sus estrechas relaciones con la comunidad militar les dieron un inusual acceso a los generales más destacados, y Paula Broadwell y Jill Kelley visitaron incluso la Casa Blanca en ocasiones separadas antes de estallar el escándalo sentimental que derivó en la renuncia del director de la CIA David Petraeus.
Ninguna de las dos mujeres se reunió con el presidente Barack Obama durante sus visitas, dijo un funcionario de la Casa Blanca.
Petraeus dimitió la semana pasada como director de la CIA tras reconocer sus amoríos con su biógrafa, Paula Broadwell. En una comparecencia del viernes ante los legisladores, el general retirado de cuatro estrellas expresó sus disculpas e insistió que su cese fue motivado únicamente por su conducta personal, no ante las críticas que se habían hecho a la inteligencia estadounidense a raíza de un mortífero ataque contra el consulado norteamericano en Bengasi, Libia.
Jill Kelley, el punto de partida de la investigación que al final puso al descubierto los amoríos, asistió con su hermana gemela a dos «almuerzos de cortesía» en la Casa Blanca, invitadas por un funcionario en septiembre y octubre, dijeron los encargados de la mansión presidencial. Kelley y su familia recibieron además un recorrido por la Casa Blanca el fin de semana anterior a las elecciones del 6 de noviembre.
Broadwell, que escribía un libro de Petraeus y a la postre fue su amante, asistió a reuniones en junio del 2009 y junio del 2011 sobre la política en Afganistán-Pakistán en la Casa Blanca, dijeron los funcionarios.
El escándalo
Las visitas de Broadwell y Kelley a la Casa Blanca muestran el acceso que ambas mujeres tenían debido a sus lazos con Petraeus, el general John Allen y otros mandos militares.
El FBI comenzó a investigar tras entregar Kelley correos anónimos enviados a ella y Allen, comandante de las fuerzas estadounidenses en Afganistán. Kelley era amiga de Petraeus y Allen.
Un correo anónimo de Broadwell advirtió a Allen que no se acercara a Kelley. Finalmente el FBI descubrió correos electrónicos entre Petraeus y Broadwell, y determinó que tenían amoríos.
El viernes, Petraeus llegó al Capitolio en medio de gran discreción para declarar ante los legisladores.
Varios miembros del Congreso dijeron que su sigilosa llegada fue preparada para evitar a Petraeus la atención de los periodistas.
Tras más de 4 horas, Petraeus abandonó el Capitolio como había llegado, y unos 20 minutos después The Associated Press lo fotografió llegando a su casa — una de las pocas fotos tomadas en úblico desde que renunció