De ganar la oposición un referendo revocatorio y luego la elección presidencial, no se alteraría el cuadro de base
La correlación de fuerzas entre los dos factores políticos y sociales en pugna en Venezuela continúa estando caracterizada por el equilibrio. Sin embargo, en uno de los elementos que conforma esa correlación, la inclinación electoral, se puede constatar que ha tenido lugar un desplazamiento favorable a la oposición, que dispondría de una potencial mayoría de votos para los comicios que pudieran celebrarse en los próximos meses.
Esto es el resultado, en una gran medida, de la mala situación económica del país, a su vez consecuencia de la fuga de capitales al exterior vía sobrefacturación del sector privado y público, el descenso de los precios del petróleo y los graves errores en el manejo de las políticas macroeconómicas. El efecto de estas circunstancias es el deterioro de las condiciones de vida de la población, que se ve obligada a enfrentar el desabastecimiento y la inflación, así como el desasosiego que se genera.
Lo natural es que la modificación de la inclinación electoral traiga como derivado la alternancia al frente de los poderes públicos, de acuerdo al cronograma electoral. Esto pudiera ocurrir en Venezuela en relación a la Presidencia de la República en las elecciones pautadas para 2018 o en el caso de celebrarse un referendo revocatorio este año.
Ahora bien, esta modificación de la inclinación electoral se da en cuadro de características particulares, como lo es el hecho de que ninguna de las fuerzas políticas y sociales en pugna detenta la hegemonía. No hay una supremacía en la correlación de fuerzas, que es un asunto distinto a lo electoral. Tampoco se avizora que esta situación se salde a corto o mediano plazo, gane quien gane los próximos procesos de votación, a menos que un enfrentamiento violento genere un resultado neto de vencedores y vencidos. De ganar la oposición un referendo revocatorio y luego la elección presidencial, no se alteraría el cuadro de base.
Estas características propias del sistema y la coyuntura venezolana -distinto a lo que acontece en los países donde hay una hegemonía social y política claramente establecida y articulada en torno a partidos que la expresan- obligan a encuadrar los procesos de alternancia que pudieran tener lugar dentro de parámetros y convenios previamente establecidos y negociados, que permitan la convivencia y cohabitación de los factores que entran y salen de las instancias de los poderes públicos. Este es el terreno propio de una mediación internacional, algo muy distinto a involucrarse como parte de la lucha por el poder en Venezuela.
“Lo natural es que la modificación de la inclinación electoral traiga como derivado la alternancia al frente de los poderes públicos, de acuerdo al cronograma electoral…”
Leopoldo Puchi