El juego de la Vinotinto no termina de mostrar una identidad, seguramente por la profunda renovación implementada por el seleccionador
Otro empate a cero. La Vinotinto, versión Dudamel, igualó en Panamá con la selección istmeña.
Partido de preparación para ambos -desvirtuado por el exceso de faltas- y además escasas oportunidades de gol, el once del canal mostró mayor fluidez en el traslado del balón, mientras en los venezolanos se notaba -en relación a la jornada anterior-, más sentido de profundidad en los ataques y solidez defensiva, si bien se repetían las pérdidas de balón en el sector medio, cerca del área, y era muy poco lo logrado en la asociación para manejar el esférico.
La alineación criolla volvió a ser experimental, dentro de la conveniencia de ir probando, en esta nueva etapa, una serie de jugadores del torneo local. Necesario trabajo de renovación. No fue, por ello un encuentro para poner en acción a todos los futbolistas que irán a la Copa América, si bien algunos de quienes estarán allí siguieron cumpliendo etapa de fogueo y acoplamiento.
En la segunda parte hubo el ingreso de jugadores como Martínez y Añor, que trabajaron algunos minutos, pero el tiempo no dio para mayor evaluación, mientras se cumplía un objetivo que, se supone, concluyó en Panamá y que amplía el universo de jugadores al tiempo que permite al cuerpo técnico manejar opciones para cuando continúe, en el segundo semestre, la eliminatoria al Mundial de Rusia.
Para mañana, frente a Costa Rica, seguramente entrarán en juego los hombres fundamentales para la Copa. Será, entonces, la evaluación para ir afinando las cosas ante el inminente certamen en Estados Unidos, lo que sí podrá dar una idea de cómo andan las cosas en la nueva Vinotinto. Ya se vieron algunas en relación a la marca y la presión, pero sobre todo siguen pendientes la consistencia en el traslado de la pelota, la seguridad para salir jugando y el control del medio campo. Además de los goles. AN
AFP / Rodrigo Arango