Por más grandes que sean las amenazas, debemos crecernos como pueblo y con sabiduría defender la soberanía
En estos días cuando todo el mundo “insiste en querer ofender a Venezuela”, como Bolívar lo denunciaba en carta dirigida al agente norteamericano Mr. Irvine en 1817, nos toca inspirarnos en el pensamiento de nuestro Padre de la Patria.
Por más grandes que sean las amenazas, debemos crecernos como pueblo y con sabiduría poder defender la soberanía, la prosperidad y el derecho a vivir en paz. Nos decía nuestro Libertador, en 1820, en carta a Santander:
“La paz será mi puerto, mi gloria, mi recompensa, mi esperanza, mi dicha y cuanto me es precioso en este mundo”.
Ese el deber ser del espíritu de los bolivarianos de hoy. Lograr que nuestro pueblo tenga como recompensa, después de tanta lucha, de tanto esfuerzo, de tanta angustia, de tanta esperanza la dicha de vivir con dignidad, con igualdad, con respeto mutuo a nuestra diversidad cultural y política.
Para ellos debemos reconocernos en nuestras diferencias, dialogar sin abandonar los principios y encontrar un espacio para avanzar como sociedad. Eso es necesario en este momento, y por eso la insistencia del presidente Nicolás Maduro en convocar a la oposición a dialogar, poniendo por delante la felicidad de nuestro pueblo.
Estamos obligados a garantizarle a la familia venezolana lo logrado en revolución bolivariana, el consumo de los bienes que necesita para vivir bien, la protección social integral y el reconocimiento político, pero ahora sobre la base de una nueva cultura del trabajo, de la producción, del consumo responsable y de la tolerancia. Para ello necesitamos estabilidad política y respeto a nuestra independencia. Eso es lo que buscamos y lo que lograremos, con madurez, con conciencia nacional y con la ayuda de Dios.
Venezuela tiene fortalezas para llegar a buen puerto, un pueblo amante de la paz y la democracia,una Fuerza Armada Nacional Bolivariana profundamente democrática y con una decidida opción por los humildes, como lo viene demostrando desde el 4F de 1992 y amigos sinceros en todo el mundo, que nos acompañan con buena voluntad en estos complejos momentos, como legado de la diplomacia de los pueblos que impulsó nuestro comandante Chávez.
El chavismo se conformó bajo el liderazgo del comandante como una fuerza de izquierda y por lo tanto humanista, libertaria, democrática y allí radica nuestra obligación de seguir construyendo una sociedad donde nuestro tricolor de 8 estrellas, nuestra bandera nacional, nos cobije a todos los venezolanos y venezolanas. Ese será nuestro puerto.
“La paz será mi puerto, mi gloria, mi recompensa, mi esperanza, mi dicha y cuanto me es precioso en este mundo”
Simón Bolívar
Elías Jaua Milano