Es condenable y demuestra el poco apego a las leyes y a la Constitución de los funcionarios oficiales, el tratamiento despectivo y la burla de autoridades y dirigentes del Gobierno, en relación a la supuesta imposibilidad de realizar la consulta
No había querido hablar del referéndum revocatorio, pues son muchas las consideraciones que se pueden hacer sobre esta iniciativa política de Primero Justicia. No me voy a referir a todas ellas, aunque pueda dejar de lado a algunas que considero importantes.
La velocidad de los acontecimientos me obliga a tener que dar algunas opiniones, pues no se puede permitir o, por lo menos, dejar pasar sin enfrentar ni protestar, la política malsana y peligrosa para la patria que viene desarrollando el Gobierno Nacional al respecto
Ante los venezolanos y ante la historia, aunque parezca muy jactancioso decirlo, es importante dejar salvada la responsabilidad de haber advertido públicamente y en forma oportuna sobre lo delicado de este tipo de manipulaciones y sus nefastas consecuencias.
El Referéndum Revocatorio es un instrumento del sistema democrático venezolano establecido en la Constitución aprobada por el pueblo en 1999.
Es por lo tanto inaceptable y repudiable que a quienes hagan uso de este derecho se los acuse, hostigue, persiga y agreda en la forma en que se está haciendo. Son propias de cobardes y delincuentes las amenazas a los firmantes de la solicitud en cuanto a la pérdida de su empleo.
Es también condenable y demuestra el poco apego a las leyes y a la Constitución de los funcionarios oficiales, el tratamiento despectivo y la burla de autoridades y dirigentes del Gobierno, en relación a la supuesta imposibilidad de realizar el referéndum este año.
Quiero recordar que el efectuado contra Hugo Chávez requirió solo 4 meses para instrumentarlo.
Es inadmisible que se tache de golpistas a quienes hacen valer un derecho constitucional, que ha sido exaltado por el chavecismo como propio de la mejor Constitución del mundo y orgullo de la “revolución” bolivariana.
Es además absurdo que no se permita al pueblo venezolano manifestar pacíficamente su desagrado por los retardos habidos en el proceso de convocatoria del Referéndum, debido a los incumplimientos delictivos del Consejo Nacional Electoral.
Pareciera que el pánico a salir del poder ha producido desesperaciones demenciales en muchos altos funcionarios oficiales, y pretenden por la vía de la fuerza, el terror y la represión, impedir el derecho que tiene el pueblo a revocarles el mandato por haber llevado al país a la ruina.
Ponerse al margen de la Constitución, que es lo que están haciendo, da pie a que otros también lo hagan, lo que nos puede llevar a una guerra civil, violencia fratricida indeseable y no vista por lo menos desde 1948.
Da pie también a una intervención del país por fuerzas militares extranjeras, con el consiguiente peligro para la existencia de Venezuela como nación y el sufrimiento del pueblo venezolano, que será quien sufrirá las acciones y consecuencias de una situación tan lamentable como ésta, mientras los responsables posiblemente estarán muy lejos con sus familiares y cómplices disfrutando de las riquezas mal habidas.
Luis Fuenmayor Toro