Los Golden State Warriors metieron 17 triples para liquidar a Oklahoma Thunders y mañana inician búsqueda de segunda corona ante los Cleveland Cavaliers
La de los triples. Esa ha sido la ley impuesta por los Warriors de Golden State en la NBA, y el argumento que les llevó a liquidar en el séptimo juego a Okahoma Thunder para retener el título del Oeste y acceder de nuevo a la final de la NBA, que iniciarán mañana en casa frente a Cleveland Cavaliers. Culminaron así una gesta histórica, pues al récord de 73 victorias impuesto en la ronda regular agregaron la hazaña (solo conseguida antes por 9 equipos) de levantar una serie que perdían 3-1.
En un partido de mucho esfuerzo defensivo (ninguno llegó a los 100 puntos, 96-88, esos tiros a distancia -que los campeones prodigan como nadie en la liga-, volvieron a ser determinantes, a pesar de que el rival utilizó diversos recursos para contenerlos: en algunos casos con los “grandes”, cuya mayor capacidad de obstrucción fallaba por escasa movilidad ante los habilidosos movimientos de Stephen Curry con el drible y en el acierto de Klay Thompson para desmarcarse, especialmente apoyado en cortinas. Los 17 triples (en 37 intentos), frente a 7 en 27, cambiaron otra vez la historia de un partido que los Thunder dominaron al comienzo (48-42 la primera mitad), apoyados en el dominio en los tableros y el acierto de Durant, Westbrook e Ibaka, principales artilleros de una ofensiva que combinaba bien los movimientos internos y externos para sortear los obstáculos defensivos.
A la larga, no obstante, privaron los tiradores de la casa, respaldados además por una defensa en la cual destacaba la marca de Andre Iguodola (fue abridor por primera vez, como en la final del año pasado, cuando resultó el Más Valioso), con buenos ajustes y Draymond Green batallando en la pintura. Pero en general privó el quehacer colectivo, de titulares y reservas, al punto que los 12 que entraron a la cancha se manifestaron en el marcador, con el brasileño Varejao en una breve pero muy productiva incursión. Curry terminó con 36 puntos (24-13 de cancha, 12-7 en triples) y Thompson también sobre 50% en bombazos (11-6, 19-7 en el global), el primero además con 5 rebotes y 8 asistencias: al comienzo insistió en pasar, luego (con pocos tiros forzados) fue el astro de siempre en el emboque y el manejo, simbolizado al terminar con el balón en su poder cuando el rival bajaba los brazos y se desataba la fiesta en Golden State. Green anotó 11, con 9 rebotes.
Por Oklahoma, Kevin Durant (quien luchó y encestó hasta el final) terminó con 27 puntos (19-10 de cancha) y 7 asistencias, Russell Westbrook 19-7-13, Ibaka 16 y Roberson con 12 rebotes, el equipo –a pesar de un esfuerzo notable- rendido ante la consistencia del rival.
A partir de mañana comienza la final, repetición de la del año anterior y ahora Cleveland con Kyrie Irving y Kevin Love en el puesto de partida, LeBron James al comando y un cuadro como mejor reserva que entonces. Una serie que también puede alargarse al máximo y con el incentivo de la revancha.
Confianza siempre
Stephen Curry volvió a demostrar por qué fue elegido Jugador Más Valioso por unanimidad un año en el cual logró el galardón por segunda vez consecutiva. El armador se echó el equipo a sus espaldas gracias a un descaro ofensivo que le llevó a anotar siete triples de los 36 puntos que alcanzó. Como en las grandes ocasiones, sus anotaciones fueron primordiales para que Golden State Warriors solventara una serie que llegaron a tener en contra (3-1) ante Oklahoma City Thunder (96-88).
El armador fue fundamental, sin embargo, no estuvo solo. Klay Thompson le ayudó desde el perímetro (21 puntos de los que 18 fueron triples), Andre Iguodala en las labores defensivas para contener a Kevin Durant, Draymond Green con su garra y presencia en la pintura, incluso los hombres de la banca también aportaron para rematar a sus rivales. El trabajo grupal no sólo salió a relucir en el Juego 7, sino que también provocó que los Warriors tuvieran la oportunidad de llegar a este punto gracias a las dos victorias anteriores.
«Estos playoffs fueron como una montaña rusa para mí específicamente, pero para el equipo también. Nunca perdimos la confianza, todos los partidos los jugamos sin miedo y con la confianza de que volveríamos a jugar las Finales», afirmó el líder de los californianos.
Armando Naranjo
donarmandonaranjo@gmail.com
@DonArmandoN
AFP / Thearon W. Henderson