El «se dice» es uno de los principios establecidos a priori y sirven para «explicar» situaciones o establecer «verdades»
Especular. Esta palabra hoy está muy asociada con un proceso de operación o transacción comercial, dirigido fundamentalmente a la maximización de una ganancia. Este proceso mercantil nos tiene hoy la vida en extremo complicada.
Sin embargo, el término especular tiene otro sentido más filosófico, pero hay que bajarlo del nivel filosófico y colocarlo en la cotidianidad para analizarlo, si tener presente su acepción mercantil o comercial que aunque hace mucho daño al bolsillo, es mayor que el daño que produce en una instancia mucho más abajo del nivel filosófico, pero que tiene un fuerte impacto en el ideario que va instalándose en la mente de muchos venezolanos y venezolanas.
En estos días pasados, tuve que asistir a varios consultorios médicos y laboratorios para consultas y exámenes de control que debo hacerme por lo menos cada seis meses. En esos espacios te encuentras con un tipo particular de especulación que nada tiene que ver con la venta a precios de bachaqueros de harina, arroz u otro productos de la cesta básica, ni tampoco con un tipo de especulación en donde unas personas reflexionan o debaten sobre un determinado tema y lo hacen en los términos que solían hacerlo los llamados filósofos especulativos, que suponían que los principios fijados a priori, podían ordenar y explicar la realidad.
Algo más o menos como eso, es lo que uno suele oír en estos espacios. Ya hay unos principios mediáticamente instalados y las personas operan mentalmente a partir de ellos. El «se dice» es uno de estos principios establecidos a priori y sirven para «explicar» situaciones o establecer «verdades». He oído en esos espacios: «Hay una entidad federal en Venezuela en estado de sitio». He oído también que hay islas de Venezuela donde el gobierno ha prohibido la entrada de personas. Yo con mucho temor he preguntado: ¿Dónde puedo verificar cuáles son esos estados en los cuales hay «estado de sitio» y cuáles son esas islas donde se me prohiben entrar? La respuesta es eso: «Se dice».
Debí acudir al laboratorio de medicina tropical de la UDO Anzoátegui para llevar unos chipos que había capturado en el pequeño fundo familiar y ahí oí: «Esto es el colmo, ahora el gobierno ‘dice’ que se puede sembrar y cultivar en cartones de huevos». Dicho esto, la persona exclamó: “¡qué arrecho!” Estuve callada, cuando la persona se apartó un poco del grupo, me le acerqué y le pregunté dónde oyó eso de sembrar y cosechar en caja de huevos y el señor me dijo que lo había oído en VTV.
Yo ahí he oído que se pueden colocar la semillitas en los «huequitos» de las cajas de huevos para una vez que comience el proceso de germinación de las semillas, se trasplanta a un sitio adecuado para el crecimiento de la plantica.
Esta «especulación» va «sembrando» una idea que es mucho peor a que un bachaquero me venda un paquetico de arroz en 1.200 bolívares. En este trajín estuve en un consultorio para verme con un cardiólogo y llegó un señor como de 70 años, vestido muy a lo vaquero, con sendas botas, camisa manga larga de cuadros y sombrero “pelo e guama», diciendo que lo del sistema de corte de luz era para apagar las turbinas del Guri y así Diosdado podía sacar diamante. Lo dijo de una manera, que estoy segura que 10 de las 11 personas que estaban ahí le creyeron.
El bachaquero, al vendernos el «paquetico» de arroz en 1.200 resolvemos la necesidad de llenar el estómago, pero ese «sembrar y cosechar en una cajita de huevos» y esta técnica de Diosdado para sacar diamante del Guri va sembrando (disculpe la redundancia) una desesperanza y el ‘terminado’ de armar la trampa.
Amaranta Rojas
aporrea.org