El juicio de destitución contra la presidenta brasileña Dilma Rousseff podría concluir en julio, 20 días antes de lo previsto, si prospera una iniciativa apoyada por el gobierno interino de Michel Temer y los senadores de su base aliada.
Rousseff fue suspendida de sus funciones el 12 de mayo y está siendo juzgada por el Senado por supuesta manipulación de las cuentas públicas en 2014, año de su reelección, y a inicios de 2015.
«A nosotros, el gobierno de Temer, nos interesa que [el proceso] sea [resuelto] lo más brevemente posible, obedeciendo las reglas fijadas por el Supremo Tribunal Federal», dijo este jueves Eliseu Padilha, jefe del gabinete interino.
La resolución del impeachment podría coincidir con la realización de los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro, que arrancan el 5 de agosto.
El proceso fue acogido en el Congreso en diciembre de 2015 y tras ser aprobado meses después por ambas cámaras del Congreso, se encuentra en la fase de instrucción: recolección de pruebas, presentación de testimonios y otras diligencias por parte de una comisión especial del Senado, que es asesorada por el presidente de la corte suprema.
La comisión debe dar luego una recomendación al plenario de 81 senadores, donde deberá cosechar al menos 41 votos (mayoría simple) para avanzar.
De aprobarse un parecer en favor de la continuidad del proceso, en diez días deberá agendarse la fecha del «juicio final», una votación que determinará si la mandataria es destituida definitivamente de su cargo, para lo que necesita una mayoría especial de 54 votos (dos tercios), o el caso será archivado.
AFP