El presidente interino de Brasil, Michel Temer, dijo ayer al diario O Globo que se siente «agredido» por las afirmaciones del ahora opositor Partido de los Trabajadores (PT), que le acusa de intentar acelerar el proceso de destitución de la mandataria suspendida Dilma Rousseff.
«Esas informaciones son falsas» y «son una agresión a mi tesis de respeto a la independencia de los poderes», declaró Temer.
«Jamás pediría eso, aún cuando se tratase de una decisión que pudiera favorecer al Gobierno que dirijo, ya que sería una falta de respeto al Senado», por lo que «refuto con vehemencia ese tipo de especulación, que tiende a dificultar las relaciones entre los poderes», señaló a O Globo.
Temer sustituyó a Rousseff el pasado 12 de mayo, cuando la jefa de Estado fue suspendida temporalmente de sus funciones para hacer frente a un juicio político que puede acabar con su destitución.
Si ese fuera el caso, Temer debería completar entonces el mandato que vence el 1 de enero de 2019, pero si Rousseff fuera absuelta, recuperaría el poder una vez que se publique la sentencia.
El trámite del juicio político está en manos de una comisión del Senado, a la que el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que lidera Temer, propuso acelerar los trámites previstos para el proceso, que inicialmente concluiría a mediados de agosto.