Impresionante jugada de Guerra y Rondón fue rúbrica de un estupendo colectivo vinotinto
La visión de Alejandro Guerra y su perfecto disparo, templado y justo sobre el adelantado guardameta Muslera. El esfuerzo de este, que logra tocar la pelota, y la llegada del matador Salomón Rondón para enviar la pelota a las redes. El grito de gol retumbó en las comunidades caraqueñas, como seguramente en toda Venezuela, saludando la hazaña que se inició en los botines del “Lobito” y marcó el inicio de una ansiedad que solo cesó cuando sonaron los tres pitazos del final, 4 minutos de angustia adicional incluida.
El volante del Atlético Nacional volvió a ser figura. Como lo sintetizan los números de Alfredo Coronis, 24 pases (con solo 3 errados), 8 recuperaciones y 2 tiros a puerta, uno de ellos desde casi media cancha y en diagonal, que dio origen al gol. Y Rondón, fiel a su condición de ariete, estuvo donde era necesario para confirmar.
El reconocimiento a esa jugada, desde luego. Pero, con todo y lo decisivo, no fue lo mejor del partido. Eso estuvo en el funcionamiento del equipo, que por ello calificamos de estupendo a pesar de algunos detalles. La línea defensiva, que ofrecía dudas, cumplió con acierto aun con la salida de Rosales, pues González cumplió en la marca y el desdoble y, en el otro lado, Feltscher volvió a hacer el trabajo, sin florituras pero muy eficiente. Y la pareja Vizcarrondo-Angel se complementó, sin fisuras, avanzando en su sincronización. Cerrados los extremos, con anticipación los centrales, hubo poca opción para inquietar al muy seguro Dani Hernández, impecable aunque poco exigido dado el rendimiento de la zaga.
El resto igualmente hizo méritos. Además de Guerra y Rondón, Rincón y Figuera, Martínez y Peñaranda se alternaron en ofensiva y marca, con un exitoso despliegue de energía para llenar ambas facetas, complicar al ataque charrúa y mantener ocupada a su defensa, mermando ocasiones de contragolpe. No fue, en general, un trabajo vistoso, pero sí sumamente efectivo, y aunque puedan anotarse lagunas (que las hubo, es inevitable) lo valió todo porque alcanzó el objetivo de los 3 puntos.
¿Que Cavani pudo empatar al final? Claro, pero eso queda para la anécdota, como el estirón de Hernández que pudo desviar. Como la definición de Otero (que no fue gol “por esto”) o la de Peñaranda que tapó bien Muslera, ocasiones cumbres de un inteligente contragolpe aprovechado por la Vinotinto ante la desesperación del rival. Por cierto, minutos muy buenos los del jugador del Huachipato.
Y, finalmente, el excelente trabajo técnico-táctico de Dudamel. Que sorprendió en cierta forma con la alineación de Peñaranda, y el “chamo” de El Vigía le dio la razón. Un manejo del grupo que ha regresado a los buenos momentos de la Vinotinto y está generando alegrías. Y lo más importante, lo mejor está por venir pues se nota progreso en cada salida.
Sobre esa evolución vale el dato de que, últimos en la tabla hacia Rusia 2018, los venezolanos derrotaron al que la encabeza. Y otros que también están siendo repetidos en las redes y quedarán para la historia. Lo actual, lo sustantivo, es pensar en el choque con México, oportunidad que, ante los “tocados” y apercibidos, permitirá ver ante México otros valores de la selección de Dudamel.
-Armando Naranjo-