Ante la ausencia de acuerdos sobre esta materia, ya que el Psuv es partidario de la permanencia de Maduro, varios voceros de la oposición han afirmado que en razón de esta circunstancia, el camino estaría abierto a un desenlace
Todo indica que en las conversaciones indirectas que llevan a cabo Gobierno y oposición por intermedio de José Luis Rodríguez Zapatero no se ha llegado a acuerdos, en particular en lo referente al planteamiento hecho por la MUD, en torno a que Nicolás Maduro salga de la presidencia este año. Como se sabe, este fue el objetivo anunciado por la oposición al instalarse la Asamblea Nacional, para lo cual llegó a un consenso interno en relación a varios métodos para alcanzar esta meta, como la renuncia, la enmienda, la reforma constitucional y también el referendo revocatorio, que se ha convertido en la bandera más importante.
Ante la ausencia de acuerdos sobre esta materia, ya que el Psuv es partidario de la permanencia de Maduro, varios voceros de la oposición han afirmado que en razón de esta circunstancia, el camino estaría abierto a lo que se ha denominado “el desenlace”. Ahora bien, no se sabe exactamente el significado de esta opción, aunque es de presumir que contempla una mezcla de insurgencia civil con una acción de fuerza militar para lograr el objetivo no alcanzado a través del diálogo. Aunque también “desenlace” puede tomarse como una simple expresión vacía y sin contenido. Esto estaría por definirse.
En todo caso, al no haber un acuerdo las tensiones se mantendrán. Como se sabe, la situación del país se caracteriza por un equilibrio en la correlación de fuerzas, más allá de lo específicamente electoral. Ningún factor detenta la hegemonía. Pero cada uno considera que es posible alcanzarla, sin ceder. Hoy no se avizora que este asunto se salde a corto o mediano plazo, a menos que un enfrentamiento violento genere un resultado neto de vencedores y vencidos.
De realizarse un revocatorio no se alteraría ese cuadro de base, pero tanto el Gobierno como la oposición pudieran estar tentados de imponer la hegemonía por medio de la fuerza, antes o después de una votación.
En este marco habría que pensar en una mediación que apunte a una evolución pacífica de los acontecimientos, lo que conduce a la búsqueda de una suerte de armisticio que permita la cohabitación de los factores en pugna, bajo el compromiso de que ninguno aplicará desde el Ejecutivo su “programa máximo” y de que cada uno tendrá espacios de poder acordados, independientemente de los resultados de un referendo o de quien gane unas elecciones presidenciales.
Aunque no se han alcanzado acuerdos, la gestión de Rodríguez Zapatero puede continuar siendo útil, ya que es una forma de mantener el intercambio de opiniones entre el Gobierno y la oposición a propósito de las eventualidades que puedan presentarse en el transcurso del año.
Del mismo modo, si no se realiza el referendo y si no se produce un evento que se pueda denominar “el desenlace”, la gestión de Rodríguez Zapatero sería de gran utilidad más allá de 2016, en función de que los factores en pugna alcancen un entendimiento de cohabitación de largo aliento, que permita un juego de alternancias sin ruptura del sistema.
Leopoldo Puchi