Escuchar a un anciana de 100 años pedir pan o leche y tener que decirle que no hay o ver a un niño pedirle un plato de comida a una madre, despierta el horror que se siente no tener nada qué ofrecer
No es posible seguir escuchando a los altos funcionarios de este protervo régimen decir que “es mentira la escasez de alimentos y medicamentos”. El asunto es tan grave y delicado que ya casi no se habla del desastre de la seguridad del pueblo venezolano, ya que el hambre es la causa más delicada que puedan enfrentar los pueblos del mundo. Cuando ella nos ataca, tal como lo vemos en la actualidad en Venezuela, hace que la cordura, la ponderación y hasta la misma moral se pierda. Escuchar a un anciana de 100 años pedir pan o leche y tener que decirle que no hay o ver a un niño pedirle un plato de comida a una madre, despierta el horror que se siente el no poder complacer tan sencillo pedimento, algo que nunca escuchamos en la VI República, ni había sido visto en esta gloriosa patria de Bolívar, digan lo que digan los actuales boliburgueses.
La situación y la intransigencia de impedir el referendo revocatorio está abriendo las compuertas para situaciones de extrema gravedad, como las que se han presentado en diferentes ciudades y pueblo de Venezuela. Si no se toman las prevenciones necesarias y se le dota al pueblo de alimentos o sencillamente se le impide llevar a cabo el revocatorio, la arrechera será incontenible y se aplicará el 350 y ahí las cosas serán distintas. El pueblo podría desbordarse y estamos seguros que nuestro ejército tendrá presente lo dicho por nuestro Libertador Simón Bolívar: “Maldito el soldado que dispare sus armas contra su pueblo”.
Ese será un momento muy doloroso que no deberíamos enfrentar. Creemos que no lo merecemos, ni como nación y mucho menos como pueblo. Tenemos muy claro, ya que somos amigos de muchos militares dignos, que la gran mayoría de ellos, a pesar de los aumentos de salarios y supuestos “regalos” que les hace el ejecutivo, no están de acuerdo con lo que está sucediendo. Sin embargo, ellos no están dispuestos a dar un golpe de Estado, al igual que todos los que somos demócratas. Ambas partes sabemos que los militares golpistas se acabaron con las intentonas dadas y lideradas por el difunto comandante Chávez, con las cuales fracasaron, como lo hacen hoy sus seguidores, los primeros en tratar de acabar con nuestra democracia representativa y derrocar a un presidente electo constitucionalmente, y los de ahora que no han sabido lo que significa la palabra gobernar y mucho menos reconocer sus errores y aplicar un cambio en el timón. Los hechos y la historia no tendrán perdón de darles el nombre que se merecen cuando les corresponda juzgarlos.
Esos gobernantes, tal como lo es la canciller, lo único que han logrado es someternos a la burla de los pueblos del mundo y llevarnos a un estado de miseria y de hambre. Recuerden todos, en eso nos contamos, estamos pasando hambre. Es verdad, todavía tenemos verduras ,pero sus costos no nos permiten adquirirlas como para mantener nuestra dieta diaria y esos descarados tienen el tupé de gritar que Venezuela tiene alimentos para abastecer a tres naciones. Esa es la gran mentira bandera de este desprestigiado y ya casi de ido régimen.
No sigan provocando, ni burlándose del pueblo, acuérdense que todo tiene su límite y toda mentira tiene patas cortas, que el hambre es más detonante que la pólvora y que los venezolanos somos pacientes, pero jamás seremos pendejos. Recuerden que siempre amanece de nuevo y ya vemos el nuevo amanecer; por ello Maduro, le pedimos que renuncie y deje vivir a nuestra patria. Viva Venezuela libre y soberana.
Salomón Benshimol R.