En el libro de Deuteronomio, capítulo 15, versículos 3 al 6, podemos leer: “Del extranjero demandarás el reintegro, pero lo que tu hermano tuviera tuyo, lo perdonará tu mano, para que así no haya en medio de ti mendigo, porque Jehová te bendecirá con abundancia en la tierra que Jehová tu Dios te da por heredad, para que la tomes en posesión; si escuchares fielmente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y cumplir todos los mandamientos que yo te ordeno hoy. Ya que Jehová tu Dios te habrá bendecido como te ha dicho, prestarás entonces a muchas naciones, más tu no tomarás prestado, tendrás dominio sobre muchas naciones, pero sobre ti, no tendrán dominio”.
Estas palabras se las dijo Dios al pueblo de Israel cuando le dio a conocer los mandamientos, durante los 40 años que estuvieron en el desierto y antes de llegar a la tierra prometida.
Estas mismas promesas son para nosotros en la actualidad, los creyentes que confiamos en la Palabra de Dios y no del hombre, los que no escuchamos palabras llenas de maldiciones, odio, venganza y negativismo.
La actitud del cristiano debe ser de rechazo a estas voces, que en lugar de darnos esperanza, paz y gozo; nos llenan de tristeza, desesperanza y temor y lo más grave es que contaminan nuestro corazón con esos sentimientos de maldad, ya que salen de la boca de personas que no conocen el Dios Todopoderoso, a Nuestro Señor y Salvador Jesucristo, al único Dios verdadero.
“Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra”, dice el profeta Isaías en el versículo 19 del capítulo 1 del libro del mismo nombre, incluido en las Santas Escrituras.
El cristianismo no es una religión, es entregar nuestra vida a Jesucristo y aceptarlo como nuestro Señor y Salvador.
Dios te bendiga y te guarde. Hasta el próximo encuentro con La Palabra de Dios
Lic. Beatriz Martínez (CNP 988)
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