NUEVA YORK. Las personas que finalizaron un tratamiento oncológico a menudo padecen fatiga, pero una revisión de más de 30 estudios sugiere que salir a caminar o andar en bicicleta aumentaría su nivel de energía.
El cansancio prolongado en estos pacientes se le atribuye no sólo al cáncer, junto con el dolor, sino también a los tratamientos, como la quimioterapia.
«No esperamos que los pacientes salgan a correr 1,5 km al día siguiente -dijo Fiona Cramp, coautora de la revisión de la Universidad del Oeste de Inglaterra, Bristol-. Algunos se sentirán tan bien que podrán salir a trotar o andar en bicicleta, y si pueden hacerlo, es maravilloso. Pero alentaríamos a comenzar de a poco.» Esto es, una caminata de 20 minutos dos veces por día.
Cramp y su colega James Byron-Daniel reunieron los resultados de 38 comparaciones directas de 2.600 personas con fatiga asociada con el cáncer que participaron o no de un programa físico.
La mayoría de esas investigaciones habían incluido a mujeres con cáncer mamario. El ejercicio incluía desde caminar o andar en bicicleta hasta entrenar con pesas o hacer yoga. Más de la mitad de los estudios habían incluido distintos ejercicios o los participantes podían elegirlos.
La «dosis» de ejercicio indicada era dos veces por semana a rutinas diarias, de entre 10 minutos y dos horas de duración, según cada estudio.
Al combinar los resultados, el equipo observó que la actividad física durante y después del tratamiento estaba asociada con un aumento de la energía. El ejercicio aeróbico (caminar o andar en bicicleta) reducía la fatiga más que el de resistencia, según publica The Cochrane Library.
«Sabemos que existe una gran diferencia; la actividad física ayudará al paciente promedio -dijo Cramp-. La magnitud real de
disminución de la fatiga variará según cada paciente.»
Por ejemplo: el equipo detectó efectos positivos asociados con el ejercicio en las personas con cáncer de pecho y de próstata, pero no con leucemia y linfoma.
«Algunos de los pacientes hematológicos carecerían de las reservas para tolerar siempre el ejercicio aeróbico», dijo Carol Enderlin, especialista en fatiga y cáncer de University of Arkansas for Medical Sciences, Little Rock. «No siempre tienen, por ejemplo, capacidad de transporte de oxígeno» porque la enfermedad y el tratamiento altera la cantidad de glóbulos sanguíneos. Para ellos, lo mejor sería el ejercicio no aeróbico o en poca cantidad, según sostuvo Enderlin.
El ejercicio moderado habitual es la terapia no farmacológica que recomienda la Red Nacional Integral del Cáncer (NCCN, por su sigla en inglés).
Una especialista que no participó del estudio consideró que además de reducir la fatiga, una combinación de ejercicio moderado y terapia nutricional ayudaría especialmente a las mujeres con cáncer mamario a reducir el riesgo de que reaparezca la enfermedad. Esas mujeres tienden a engordar, según explicó la doctora Roanne Segal, de la Universidad de Ottawa, Ontario, Canadá.
«Estamos promoviendo (…) programas de estilo de vida con dieta y ejercicio para que las mujeres mantengan el peso o adelgacen», comentó Segal.
Agencias