El hallazgo de un grupo de científicos de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (EPFZ) consiste en estimular el funcionamiento de las células del tejido adiposo marrón (la grasa parda) a través de un anti-miR, un oligonucleótido químicamente modificado
GINEBRA. El cuerpo humano posee un mecanismo especial para combatir el frío, la grasa parda, un tejido que quema lípidos para calentar el cuerpo y que investigadores suizos han conseguido manipular a través de una molécula, un avance que puede suponer un paso adelante en la lucha contra la obesidad.
El hallazgo de un grupo de científicos de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (EPFZ) consiste en estimular el funcionamiento de las células del tejido adiposo marrón (la grasa parda) a través de un anti-miR, un oligonucleótido químicamente modificado.
Durante años, la comunidad científica pensó que los bebés eran los únicos seres humanos que disponían de tejido adiposo marrón en su organismo, un mecanismo muy importante en la edad temprana ya que quema una gran cantidad de calorías y grasa para mantener el balance calorífico del niño y protegerlo contra la hipotermia.
Posteriormente se descubrió que también los adultos poseen este tipo de tejido, pero que es prácticamente inexistente en el caso de personas con sobrepeso, lo que impide quemar la otra grasa, la «grasa blanca», responsable aproximadamente del 20 % del peso corporal en los hombres y del 25% en las mujeres.
Lo novedoso de esta investigación es que el equipo de la EPFZ, liderado por el profesor Markus Stoffel, ha descubierto el factor que podría jugar un papel fundamental en el tejido adiposo marrón.
Se trata del ácido nucleico miRNA-133, que es el regulador clave del proceso de formación y activación de las células de este tejido graso dependiendo de los cambios de temperatura y que tiene como particularidad que cuando hace frío deja de funcionar y por lo tanto deja de quemar grasa para ayudar a prevenir una eventual hipotermia.
Lo que se comprobó en experimentos realizados con ratones de laboratorio es que con el citado antimiR, complementario del miRNA-133, el organismo respondía de la misma forma que al frío y por este método las células de la grasa marrón sí se activaban e iniciaban la quema de grasa blanca para producir calor.
«Potencialmente nuestro descubrimiento es relevante a nivel médico», explicó Stoffel en el estudio publicado en «Nature», en el que señaló que teóricamente la estimulación del tejido adiposo marrón para que el cuerpo consuma más energía y queme grasas «podría ser un enfoque para tratar a las personas con sobrepeso».
Sin embargo, este método podría tener inconvenientes en su aplicación clínica si no se aplica específicamente en el tejido adiposo marrón, ya que la miRNA-133 regula también el crecimiento de los músculos y una carencia de esta molécula podría suponer un aumento anormal de los músculos que resultaría especialmente preocupante en el caso del corazón.