Desmarcándose de sus aliados y la Liga Árabe, Hollande siguió el ejemplo de Sarkozy la semana pasada al reconocer a la Coalición Nacional Siria y respaldar que sustituyan al Gobierno del presidente Bashar el Asad. Además, dijo que Francia estudiar armar a los rebeldes que iniciaron hace 20 meses un alzamiento contra Asad
PARÍS. La decisión del presidente francés, François Hollande, de reconocer al nuevo grupo opositor sirio pretende asegurar los intereses galos en la región a largo plazo y reforzar su imagen en política exterior, con pocos aliados siguiendo su ejemplo, lleva un riesgo de aislamiento.
Hasta la semana pasada, la duditativa respuesta al conflicto sirio de Hollande, que su política económica bajo duro escrutinio tanto en casa como fuera, había sido comparada de forma poco favorecedora con la decidida estrategia de su predecesor, Nicolas Sarkozy, cuando lideró los esfuerzos occidentales por derrocar al líder libio Muamar el Gadafi.
Desmarcándose de sus aliados y la Liga Árabe, Hollande siguió el ejemplo de Sarkozy la semana pasada al reconocer a la Coalición Nacional Siria y respaldar que sustituyan al Gobierno del presidente Bashar el Asad. Además, dijo que Francia estudiar armar a los rebeldes que iniciaron hace 20 meses un alzamiento contra Asad.
Con esa maniobra, el presidente espera que París ejerza un papel decisivo para marcar el futuro de Siria y darle un empujón a sus flojos índices de aprobación con una muestra de estatismo decidido.
«A Hollande se le acusó de no ser un igual de Sarkozy, así que quiere demostrar que es capaz de una política exterior dinámica», dijo Denis Bauchard, que dirigió el departamento de Exteriores galo sobre Oriente Próximo en los 90.
«Intentamos ayudar a instaurar un Gobierno democrático estable para mostrar a la opinión pública árabe que esta región sigue siendo una prioridad para nosotros y queremos jugar un papel importante», señaló.
Los intentos anteriores por unir a la oposición bajo el paraguas del Consejo Nacional Sirio habían fracasado entre acusaciones generalizadas de que el CNS tiene poca influencia en Siria y está dominado por los islamistas Hermanos Musulmanes.
París teme que la ventana para unir a la oposición se esté cerrando, y cuanto más se mantenga la desunión más probable es que elementos yihadistas y de Al Qaeda, hostiles a occidente y ahora entre los insurgentes que luchan contra Asad, se coloquen al mando.
«Si perdemos la oportunidad de reestructurar a la oposición siria, no podemos derramar lágrimas de cocodrilo después diciendo que está cayendo en el caos», señaló una fuente diplomática francesa.
«No creemos que tener islamistas radicales cambiando la dinámica en Siria vaya en interés de Siria, la región, la comunidad internacional o Francia», añadió.
La nueva coalición, liderada por el clérigo moderado suní Muaz Aljatib, que se reunió con Hollande el sábado en París, es más inclusiva en cuanto a las minorías de un país de gran diversidad étnica y religiosa. El CNS supone un tercio del nuevo grupo.
Sin embargo, Hollande corre el riesgo de que esta nueva coalición no logre un amplio respaldo internacional y encuentre el mismo destino que el CNS, que se ha ido desinflando de su condición de principal movimiento opositor pese al apoyo francés.