Con base en las pruebas presentadas a los jueces por los abogados de ambas naciones «Colombia, y no Nicaragua, tiene la soberanía sobre las islas», dijo el presidente del tribunal Peter Tomka a las delegaciones de ambas partes
LA HAYA, Holanda. La Corte Internacional de Justicia dictaminó el lunes que un grupo de pequeñas islas en el Caribe occidental pertenecen a Colombia y no a Nicaragua, pero le concedió al país centroamericano una zona más grande de mar.
Los islotes en disputa son Serrana, Quitasueño y Roncador.
Con base en las pruebas presentadas a los jueces por los abogados de ambas naciones «Colombia, y no Nicaragua, tiene la soberanía sobre las islas», dijo el presidente del tribunal Peter Tomka a las delegaciones de ambas partes.
Las nuevas fronteras le dan a Colombia el control de las aguas y fondos marinos que rodean a las islas y cayos. Pero también le dan a Nicaragua una zona grande de mar y fondo marino, en forma de herradura, que se extiende desde la costa continental y alrededor de las islas colombianas.
La entrega de esa zona de mar a Nicaragua fue recibida como una pérdida en Colombia, y generó reclamos para el ex canciller Julio Londoño, que encabezó el equipo colombiano ante la Corte.
En los cayos «Serrana y Quitasueño no vive nadie, pero tienen un potencial de recursos (pesqueros) muy importante para la supervivencia de los pescadores sanandresanos», dijo Jack Housni, representante a la Cámara por San Andrés, Providencia y Santa Catalina.
En La Haya, el ex canciller Londoño hizo una breve declaración ante los reporteros resaltando el hecho que la Corte reconoció la soberanía de las islas y los cayos, con más de 350.000 kilómetros cuadrados de extensión, y sólo agregó que se debía analizar en detalle el resto de la sentencia. No respondió preguntas.
Por su parte, el representante de Nicaragua ante La Haya, Carlos Argüello, dijo por teléfono desde Holanda al oficialista Canal 4, que el fallo favorece enormemente a Nicaragua, porque nunca pretendió se le concediera soberanía sobre las islas, sino extender su mar territorial en el Caribe.
«Colombia pretendía que como era dueña de esas islas, era dueña de todos los espacios marítimos, y la Corte le dijo que no es así, porque ni el 82 es límite ni estamos encerrados enfrente de las islas, así que nos han dado espacios marítimos importantísimos», dijo Argüello.
«La Corte le ha agregado un potencial de riqueza y un futuro de explotación de pesca y otros recursos como minerales increíbles a Nicaragua, eso es lo que buscábamos y es lo que salió», dijo Argüello.
Nicaragua acudió primero vez a la corte mundial, el órgano judicial más alto de Naciones Unidas, en 2001, argumentando que Colombia no tenía ningún derecho legal sobre las islas.
El tribunal rechazó parcialmente ese argumento en 2007, diciendo que un tratado de 1928 entre ambos países establecía que Colombia era propietaria de las islas de habla Inglesa de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, que son las islas mayores que están habitadas y ubicadas a 720 kilómetros (450 millas) de la costa de Colombia y a 110 kilómetros (70 millas) del territorio continental de Nicaragua. Son un destino popular entre los turistas por sus playas de arena blanca y arrecifes de coral.
«Lo que nos tenía con mucha preocupación era definir este nuevo límite de los dos países, y nosotros lo teníamos identificado con el meridiano 82, el definirlo anterior al 82 (en el 81), es pérdida para nosotros, y cuantificar las pérdidas en este momento no es posible todavía», dijo en diálogo telefónica Auri Guerrero, gobernadora del departamento de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, o las mayores islas del archipiélago y las únicas habitadas, con al menos 72.000 personas, unas 1.200 de ellas dedicadas a la pesca artesanal. «Realmente es bastante el territorio» perdido, añadió.
El problema con el fallo de la Corte, explicó la gobernadora, es que dos islotes —de los siete cayos del archipiélago que estaban en disputa— quedaron rodeados de mar ahora nicaragüense al marcarse el límite en el meridiano 81.
El fallo de la corte «es el resultado de un mal proceso liderado por el ex embajador (en Cuba y ex canciller colombiano) Julio Londoño, porque llenó de secretos este proceso, no le informó el país durante 11 años cómo estaba avanzando el proceso, no incluyó dentro de él a la población sanandresana, ni uno de los habitantes de San Andrés estuvo en el equipo negociador, que hubiera sido importante», dijo Housni.
Ambos funcionarios escucharon junto a pobladores de San Andrés, reunidos en el parque de la isla, la lectura completa del fallo, con traducción oficial al español, que era transmitida en vivo por televisoras locales, y aunque estallaron en aplausos cuando el tribunal reconoció la soberanía colombiana en todos los islotes, se quedaron callados al escuchar los límites de mar.
Las sentencias de la Corte Internacional de Justicia son definitivas y legalmente vinculantes.
Ya antes del fallo, la cancillería colombiana había dicho que cualquiera fuera la decisión, ésta sería acatada.