Aunque parece ser una opción perfecta para desinfectar las manos o cualquier parte del cuerpo cuando no se tiene acceso al agua y al jabón, la ciencia ha demostrado que contienen químicos y productos que a largo plazo pueden afectar la salud.
A continuación, dejamos algunas razones por las que expertos recomiendan no utilizarlos de forma regular y así evitar poner en riesgo la salud.
Bacterias inmunes Su uso excesivo puede causar que las bacterias se vuelvan inmunes a estos. Los antibacteriales comunes contienen un ingrediente llamado triclosán y cuando las bacterias están expuestas a este, pueden someterse a mutaciones genéticas. Estas mutaciones permiten que se vuelvan inmunes al triclosán y a ingredientes antibacteriales, informó Eco Watch.
Puede perjudicar la función muscular El triclosán, mencionado en el punto anterior, puede también alterar las funciones musculares, ya que dificulta las contracciones musculares a nivel celular e inhibe el funcionamiento normal de estos a largo plazo, informó Eco Watch. Aumenta el riesgo de alergias
Según un estudio publicado en el Diario de Alergia e inmunología clínica, los ambientes excesivamente higienizados pueden afectar el desarrollo del sistema inmune. El triclosán, al promover las mutaciones genéticas de bacterias que se vuelven inmunes a los antibacteriales, pueden causar un aumento de desarrollar alergias, retomó IFL Science.
Afecta el medio ambiente
Cuando el antibacterial se enjuaga con agua, este se queda allí, incluso después de tratamientos de filtración. Por esto, pueden llegar a los campos y cultivos y contaminar superficies de agua completas.
No es tan efectivo
O al menos no más que el jabón común. Un estudio publicado en el diario Oxford de Infecciones y enfermedades asegura que estos no son más efectivos a la hora de evitar infecciones o enfermedades causadas por las bacterias, pues la mayoría de estas se dan por contagio de virus.