En las Santas Escrituras podemos leer: “El que es bueno, de la bondad que atesora en el corazón produce el bien, pero el que es malo, de su maldad produce el mal, porque de lo que abunda en el corazón, habla la boca”, versículo 45, capítulo 6 del evangelio de Lucas.
Lamentablemente se ha convertido en algo normal que las personas ofendan, calumnien, insulten, maldigan y hasta hieran a otras, con sus palabras.
Estas actitudes son el producto de la falta de amor al prójimo; que se refleja en el odio que se alberga en el corazón del ser humano, deseo de venganza, maldad o falta de perdón.
“Pero lo que sale de la boca viene del corazón y contamina a la persona”, nos dice Nuestro Señor Jesucristo en el versículo 18 del capítulo 15, en el evangelio de Mateo.
En los actuales momentos nos asombra ver que los seres humanos pueden dañar la vida de otras personas, con palabras que causan tales heridas que los marcan para toda la vida.
Es por esto que existen miles de seres humanos en el mundo que se sienten despreciados, humillados y con una baja autoestima, que los ha convertido en personas amargadas y frustradas.
“De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y agua amarga?”, dice el apóstol Santiago en los versículos 10 y 11 del capítulo 3 del libro que lleva su nombre en las Santas Escrituras.
Recordemos que Dios nos demanda un corazón sincero, amoroso y libre de contaminación, para que sus bendiciones nos alcancen.
El cristianismo no es una religión, es entregar nuestra vida a Jesucristo y aceptarlo como nuestro Señor y Salvador.
Dios te bendiga y te guarde.
Hasta el próximo encuentro con La Palabra de Dios
Lic. Beatriz Martínez (CNP 988)
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