No se trata de crear un gobierno de unidad nacional o de consenso, que no es viable, sino de establecer los límites y modalidades de convivencia de factores que seguirán siendo antagónicos
Las conversaciones auspiciadas por Unasur entre Gobierno y Oposición están en un punto muerto, lo que debe ser motivo de preocupación para todo el que aspire a una evolución pacífica de los acontecimientos en nuestro país.
Como se sabe, al instalarse la Asamblea Nacional se anunció como objetivo prioritario la salida de la presidencia de Nicolás Maduro y se informó que se estudiarían diferentes modalidades para alcanzar ese fin, como la renuncia, la enmienda, la reforma constitucional y también referendo revocatorio, que se ha convertido en la iniciativa principal.
Obviamente, ese anuncio ha generado un clima lleno de tensiones, más allá de las consideraciones jurídicas de la decisión.
Siempre ocurre así cuando se plantea la salida de un presidente antes de que finalice su período, en cualquier parte del mundo, sea cual sea la modalidad que se utilice, legal o ilegal: el impeachment brasileño, el golpe parlamentario paraguayo o la mano militar de Honduras.
Esta circunstancia hace imperativa la búsqueda de acuerdos, especialmente al considerar que existe un equilibrio de fuerzas más allá de lo electoral, y que ningún factor detenta la hegemonía.
Es una realidad que solo puede ser manejada por medio de mecanismos de convivencia acordados, si se quiere evitar la violencia antes de una consulta electoral o después de ella, durante este Gobierno o en uno futuro.
De realizarse un revocatorio no se alteraría ese cuadro de base, gane quien gane, porque no resuelve el problema de la hegemonía.
Así que una decisión sobre su realización o no realización debe estar enmarcada dentro un diálogo más amplio, que cree las condiciones para que factores antagónicos puedan encontrar mecanismos y formas de relacionarse que permitan funcionamiento de las instituciones y la actividad productiva, no solo ahora sino en el caso de que la Mud llegue a ser gobierno.
Si no hay un entendimiento, los dos grandes factores en pugna estarían tentados de apelar a la violencia, desde el Estado o desde la calle, bien sea el Psuv o la MUD el factor que ocupe Miraflores.
Pero no se trata de crear un gobierno de unidad nacional o de consenso, que no es viable, sino de establecer los límites y modalidades de convivencia de factores que seguirán siendo antagónicos.
En este sentido, pudieran presentarse varios escenarios para un entendimiento vía negociada. En uno de ellos, se establece de mutuo acuerdo que no se realizará el referendo y se marcha hacia la elección de gobernadores este 2016 y las presidenciales de 2018, en un marco concertado de concesiones.
En otro escenario, se acuerda celebrar el revocatorio y se elabora un esquema de garantías para una futura cohabitación. Por supuesto, un diálogo puede terminar sin ningún tipo de acuerdos, pero debemos estar conscientes de lo que nos espera.
Leopoldo Puchi