Al menos 84 personas murieron el jueves en Niza arrolladas por un hombre armado que embistió con un camión contra la multitud que celebraba la fiesta nacional francesa, en un atentado «terrorista» no reivindicado
El conductor, que durante dos kilómetros avanzó sembrando caos y muerte, fue identificado como Mohamed Lahouaiej-Bouhlel, nacido hace 31 años en la ciudad tunecina de Sousse y residente en Niza, «capital» de la Costa Azul. Sus documentos habían sido hallados en el vehículo.
La desenfrenada carrera dejó al menos 84 muertos, entre ellos dos estadounidenses, un ucraniano, una suiza, un ruso y una armenia.
Varios niños figuran entre los fallecidos, y «unas cincuenta personas» siguen «entre la vida y la muerte» según el presidente François Hollande, quien advirtió desde Niza que Francia «no ha terminado» con el terrorismo.
Entre los muertos y heridos -dijo- hay «franceses, y también muchos extranjeros, procedentes de todos los continentes».
En el momento del drama, cientos de personas acababan de presenciar en el paseo de los Ingleses, la rambla costera de Niza, los fuegos artificiales con motivo del aniversario de la toma de la Bastilla.
El vehículo de 19 toneladas avanzó dos kilómetros arrollando a su paso a la gente, hasta que el conductor, que tenía una pistola y disparó varias veces, fue abatido por la policía.
«Escuché un bum, me di la vuelta y vi el camión acelerando, y cuerpos que salían disparados», contó Najate, una vecina de Niza de 52 años que presenció la escena.
Un motociclista trató de detener el camión abriendo la puerta del conductor, pero finalmente fue arrollado, explicó por otro lado el periodista alemán Richard Gutjahr, que presenció la escena desde el balcón de un hotel.
La policía indicó que el conductor «cambió de trayectoria al menos una vez», lo que significa que «claramente trató de causar un máximo de víctimas».
Un individuo «solitario»
Horas más tarde, la playa situada debajo del Paseo de los Ingleses estaba desierta. Dos militares a bordo de una lancha advertían a los escasos bañistas que debían salir del agua y marcharse.
Ángela Rojas, una abogada colombiana de 26 años, estaba tomando el sol en la calle junto a la playa y confesaba su extraña sensación: «Todavía tengo un poco de miedo y tristeza». «Nunca habríamos imaginado que ocurriría aquí; en las grandes ciudades como París sí, pero no aquí».
En el barrio donde vivía el autor del ataque, en el este de la ciudad, varios vecinos lo describieron como «solitario y silencioso».
La policía registró su apartamento, y detuvo a su exmujer para interrogarla.
Fuentes policiales dijeron que el vehículo había sido alquilado en la región «hace unos días», y que dentro se encontraron una granada desactivada y armas falsas.
Por otro lado, la mezquita de Al Azhar, la más alta autoridad del islam sunita, pidió «unir esfuerzos para derrotar al terrorismo y limpiar al mundo de este mal».
Carácter terrorista
El «carácter terrorista» del ataque es «innegable», dijo en una primera intervención televisiva desde París el presidente Hollande.
El jefe de Estado advirtió asimismo que, pese a los ataques, Francia «reforzará su acción en Siria e Irak», países donde combate a los yihadistas del Estado Islámico (EI).
El estado de emergencia, que debía finalizar dentro de quince días, ha sido prolongado tres meses. Dicho régimen, decretado tras los atentados del 13 de noviembre, facilita los registros policiales y la puesta bajo arresto domiciliario de los sospechosos.
Igualmente, Hollande anunció el recurso a miles de ciudadanos reservistas para secundar a policías y gendarmes, agotados por meses de vigilancia intensiva desde 2015.
El del jueves es uno de los atentados más sangrientos cometidos en Europa en los últimos años.
El 13 de noviembre pasado, varios suicidas del grupo EI mataron en París a 130 personas, 90 de ellas en la sala de conciertos del Bataclan.
Antes de estos atentados, Francia ya había sido golpeada por la violencia yihadista en los ataques de enero de 2015 contra la revista satírica Charlie Hebdo y un supermercado kósher, que dejaron 17 muertos y a los que siguieron varios otros ataques y tentativas.
Lejos de la unidad nacional reinante entre la clase política tras los atentados de enero de 2015, la oposición conservadora no tardó esta vez en criticar al gobierno socialista de Hollande, a menos de un año para las elecciones presidenciales en Francia.
«Si se hubieran tomado todas las medidas, el drama no habría sucedido», afirmó el ex primer ministro Alain Juppé. Hollande respondió llamando a la «unidad» y la «cohesión», frente a un combate que se anuncia «muy largo». AFP
YM