Pese a que aún no se alarman, los Tigres de Detroit necesitan de un resurgir de Miguel Cabrera cuanto antes
Miguel Cabrera bateó de 11-2 con un doble en los tres juegos de los Tigres el fin de semana pasado contra los Reales, antes de irse de 2-0 con una base por bolas el lunes ante los Mellizos. Llegando al martes, el venezolano lleva promedio de .205 en lo que va de julio con un extrabase, un doble, dos impulsadas, ocho pasaportes y 11 ponches.
Es una muestra demasiado pequeña para señalarlo como un descenso en su carrera, pero lo suficientemente larga para calificarse como un bache.
«También es un poco de suerte», señaló el dirigente de Detroit, Brad Ausmus. «Normalmente cuando alguien pasa por un mal momento, no le está pegando a la bola con consistencia y cuando logra hacer contacto no resulta en hit. Pero él es humano. Saldrá de este mal momento y cuando eso suceda, le dará a la bola como siempre lo hace».
Incluso con los obstáculos que ha enfrentado últimamente, Cabrera llegó a la acción del martes bateando .287 con 18 jonrones 53 remolcadas y .863 de OPS (porcentaje de embasarse más slugging), estadísticas por debajo del estándar de su carrera pero no exactamente un declive para un jugador que cumplió los 33 años de edad en abril.
«Dios, son terribles», dijo con sarcasmo Ausmus acerca de los números de su inicialista.
La clave del éxito de Cabrera y el de los Tigres será en la recta final.
«Los años seguirán pasando, pero Miguel no me preocupa», agregó Ausmus.
Jason Beck
mlb.com