Nadie creía que era el cadáver de Roberto Antonio Martínez, conocido personaje de los Jardínes de El Valle, el que yacía tiroteado de múltiples impactos de bala en un basurero. Debido a sus padecimientos y constantes convulsiones, se ganaba la vida ayudando a buhoneros a vender frutas
El cadáver de Roberto Antonio Martínez Herrera (38), fue ingresado a la morgue de Bello Monte, este domingo, procedente de la calle 12 de los Jardines de El Valle, adonde fue llevado por delincuentes que presuntamente lo secuestraron cerca de su vivienda. En la vía pública le efectuaron disparos y lo llevaron a rastras hasta un basurero donde lo dejaron morir desangrado.
El hombre vivía en la calle 6 y se ganaba la vida ayudando a los buhoneros de frutas y verduras en la calle 4. Más allá de esos límites no pasaba, debido a sus padecimientos y las constantes convulsiones que atravesaba.
Así lo contó ayer su hermana Carmen Martínez quien se encontraba en la morgue buscando el cuerpo. Dijo que su hermano salió de casa a eso de las 9:00 de la mañana pero ya no volvieron a verlo. Casi a mediodía, fueron a buscar a otro de los hermanos que es latonero para decirle que Roberto yacía sin vida cerca del botadero de basura. Allí lo encontraron, envuelto entre una sábana ensangrentada.
Carmen Martínez, catalogó como despreciable la forma en que torturaron a su hermano para quitarle la vida, cuando era una persona indefensa, enferma y que no se metía con nadie. Dijo que los homicidas lo llevaron primero a la parte alta del cerro, donde le efectuaron varios tiros, la mayoría en sus piernas.
Algunas personas –comentó-, lo escucharon pedir auxilio. “Gritaba pidiendo ayuda y pedía que por favor no le avisaran a su madre”, dijo la hermana de la víctimas, quien contó que cuando fueron a avisarle a su hermano, éste mandó un muchacho que trabajaba con él primero, para que verificara que se trataba de Roberto, porque no lo creía.
Las autoridades del Cicpc que investigan el asesinato presumen que un azote apodado “Zaqueo”, temido criminal que ha sembrado el terror en los alrededores, está implicado en el homicidio.
La Voz /AA