La escasez, el desabastecimiento en alimentos, productos de higiene personal y la especulación de comerciantes inescrupulosos de abastos, de panaderías; de vendedores ambulantes y de “bachaqueros”, y de los Clap, han hecho posible que las fronteras con Colombia y Brasil se estén convirtiendo en un destino de compras de fin de semana, ya que millares de personas han pasado la frontera del Táchira (Venezuela), con el Norte de Santander, (Colombia); de El Amparo (Venezuela), con el Arauca (Colombia); Santa Elena de Uairén (Venezuela), con Roraima (Brasil). Esta modalidad de compras, está haciendo posible que no solo los habitantes de las zonas fronteriza pasen la línea limítrofe para comprar alimentos y medicinas, que de acuerdo a los precios son productos baratos a pesar del cambio de moneda. En cuanto a la seguridad, las autoridades colombianas y brasileras le brindaron todo el apoyo a los compradores, por lo que ya se ha corrido la voz de los buenos precios y de abastecimiento y personas de otros estados están anotándose en ese tour de compra fronteriza. El sábado (16 de julio) y el domingo (17 de julio), más de 60 mil venezolanos, de los estados Táchira, Mérida, Barinas, Aragua, Portuguesa, Valencia, e incluso de Caracas, se fueron a Cúcuta a hacer compras y en menor número de personas a Pacaraima, Brasil, a comprar, por lo cual el Motor Productivo comercial de las fronteras, no solo del Táchira, sino la de Apure con Colombia y la de Bolívar con Brasil, se convitió en un motor económico en pleno arranque, mientras que en Venezuela, el Motor Productivo Comercial e Industrial se está fundiendo cada día más por la mala política pública que en materia económica y social se ha empeñado llevar a cabo este gobierno. Las imágenes y las informaciones de los compradores venezolanos “fronterizos”, trasmitidas por los medios de comunicación internacionales, han acentuado en los mercados generadores de turismo aún más la realidad existencial de la escasez y el desabastecimiento de los productos alimenticios y medicinas en el país. Mientras la crisis alimentaria y de medicamentos continúe, los venezolanos seguirán haciendo viajes de compras a las ciudades fronterizas y los turistas internacionales, por supuesto, no viajarán a este país donde hay escasez, desabasteciendo de alimentos y medicamentos, por lo que el Motor Productivo del Turismo seguirá siendo una ilusión y el hambre una realidad.
“El Motor Productivo Comercial e Industrial se está fundiendo cada día más por la mala política pública que en materia económica y social se ha empeñado llevar a cabo este gobierno…”
AFP / George Castellano