De lo que se trata es cómo preservar hacia adelante los beneficios sociales construidos en estos dieciséis años del proceso bolivariano, con el cual millones de venezolanos fueron sacados de la pobreza relativa y crítica
No solo se trata de acaparamiento, escasez en materia de salud, mala distribución de las grandes cantidades de alimentos que entran al país y la hipertrofia que se estaba generando con el denominado bachaquerismo interno (complicidad con individualidades de funcionarios gubernamentales), así como el contrabando que aún continúa como recientemente denunció el presidente Nicolás Maduro y sobre el cual también escribimos en febrero de este año.
No se trata de que la derecha nacional e internacional ataquen o no estratégicamente sobre nuestros errores, aciertos y desaciertos, pues siempre lo harán y lo seguirán haciendo, para eso es la derecha a secas, sin adornos de si es socialdemócrata o socialcristiana. De lo que se trata es cómo preservar hacia adelante los beneficios sociales construidos en estos dieciséis años del proceso bolivariano, con el cual millones de venezolanos fueron sacados de la pobreza relativa, crítica, así como un amplio sector en pobreza absoluta, en las décadas que nos precedieron antes del año 2000 del siglo XXI.
Mal uso del petróleo
Aún existe una gran reserva moral en millones de venezolanos y venezolanas que en casi veinte elecciones apoyaron el proceso bolivariano, pues pudieron constatar que si era, es, y seguirá siendo posible construir una Venezuela digna para las mayorías que no se beneficiaron durante noventa años de la renta petrolera.
Chávez cambió la ecuación de la renta petrolera, beneficiando al noventa por ciento de sectores sociales que habían sido marginados de la gran torta de ingresos petroleros que eran, es y deben seguir siendo de todos y todas las venezolanas. Desde Pérez Alfonso, Domingo Alberto Rangel, Pedro Duno, Francisco Mieres, entre otros intelectuales de línea dura, criticaron el modelo rentista petrolero. Desde nuestra posición como activista afrodescendiente veníamos haciendo observaciones al respecto, en el sentido de que el petróleo era un medio para construir un nuevo modelo social, ecosocialista inclusivo y no un medio en sí mismo para beneficiar a unos pocos. Pero al igual que muchos no fuimos escuchado.
Los intentos que hizo el presidente Chávez con la creación de las empresas de producción social y las expropiaciones, no dieron el resultado esperado, al igual que las propuestas para el desarrollo agrícola. Se intentó crear un modelo productivo para combatir el modelo rentista. Estas iniciativas fracasaron no por ser malas en sí, sino por no colocar a los funcionarios, desde ministros y viceministros, mejor preparados para enfrentar estos retos. Algunos se creyeron y se siguen creyendo zares como en la vieja Rusia, como existió en la cuarta el zar de las industrias básicas en el estado Bolívar, como lo fue Leopoldo Sucre Figarela. El modelo rentista de la cuarta permeó al funcionariato de la quinta, se reprodujo la mentalidad del clientelismo, el parasitismo, la palanca, el desecho de los más capaces y la exclusión de quienes, sin dejar de ser revolucionarios, hacían observaciones críticas al modelo. La impunidad y reciclaje de los más incapaces en la burocracia gubernamental hizo un daño tremendo a estos dieciséis años del proceso bolivariano.
Recuperar la esperanzas
Aún con la escasez, acaparamiento, desabastecimiento, pese al revés electoral ocurrido en diciembre pasado, cuando la oposición se apoderó del poder legislativo, la gente mantiene una luz esperanzadora en los rostros de las largas colas por adquirir los alimentos regulados. La gente que votó a favor del proceso bolivariano, que fueron millones de personas, sigue esperando respuestas contundentes y no ha pasado aún a una situación de desesperanza crónica. El intento de mejorar la distribución de alimentos sigue siendo problemático. Han transcurrido casi siete meses y las colas continúan en los centros más poblados del país. En lo que nos corresponde como analistas de las comunidades afrodescendientes, las bolsas de alimentos no están llegando con regularidad; sin embargo, la gente está tomando iniciativas propias, pese a la inseguridad rural, de volver al campo, retomar la tierra para su autosostenibilidad, como se tenía hace medio siglo atrás, cuando la gente no comía los hábitos alimenticios que nos impuso el consumo capitalista, como escribiera recientemente Lis Perdomo desde Barlovento. Es crucial recuperar el ánimo, sabemos que el presidente Maduro está haciendo lo imposible para ello. Mientras la oposición se obsesiona por un referéndum que en el fondo no resolverá el problema estructural, Maduro llama al diálogo e insiste en construir referencias productivas concretas. Insistimos en que si se resuelve el abastecimiento, la salud y la seguridad, así como la higiene administrativa en lo inmediato, el legado de Chávez continuará, de lo contrario estamos asistiendo lamentablemente a su funeral.
CHU CHE RÍAS
***La inseguridad en Barlovento continúa como río entre conuco. Las cifras oficiales y no oficiales hablan por sí mismas, incluso se habla de la trocal 7 como la troncal del terror. El desplazamiento de la población rural hacia las zonas urbanas ha aumentado vertiginosamente; así está ocurriendo en las mayorías de las comunidades afro, mientras que las organizaciones Conadecafro siguen ancladas en el sectarismo y afroburocratismo crónico.
***En Barlovento es necesario, aunque sea bajo vigilancia, comenzar a cultivar los rubros que contengan las proteínas básicas para las calorías necesarias del cuerpo humano. La deserción escilar por falta de “papa” aumenta… mosca.
“Mientras la oposición se obsesiona por un referéndum que en el fondo no resolverá el problema estructural, Maduro llama al diálogo e insiste en construir referencias productivas concretas…”