En la actualidad, el punto crítico que amenaza la estabilidad del país es el de la escasez, el desabastecimiento y las colas para adquirir productos de primera necesidad
Nada de particular tiene que Nicolás Maduro aspire a culminar su mandato en 2019, fecha pautada por la Constitución. Siempre ha sido así, en todas partes del mundo esta es la actitud. También es natural que para ello el Presidente y el Psuv se apoyen en el arco de fuerzas, político y militar que sostiene a ese sector. Esto es propio de la política, del mismo modo que es natural que la oposición aspire a ganar los futuros procesos electorales o la posibilidad de un referendo para acceder al Gobierno.
En la actualidad, el punto crítico que amenaza la estabilidad del país es el de la escasez, el desabastecimiento y las colas para adquirir productos de primera necesidad. En este marco debe ubicarse el reciente movimiento en el equipo dirigente que ha tenido lugar con la designación de Vladimir Padrino López en la responsabilidad de poner orden en la cadena de abastecimiento de alimentos y medicinas. Se trata de una acción de gobierno, que dispone de los recursos humanos con los que cuenta según las necesidades de gestión. Si el Gobierno considera -errada o acertadamente– que el problema reside en la cadena de distribución y no se cuenta con otra estructura organizacional y de logística capaz de asumir la tarea, se explica que la misión sea asignada a la Fanb. Sin embargo, tendría que tenerse en cuenta que solo una parte de los desequilibrios se puede corregir por la vía administrativa. Dado el gran peso del sector privado en el proceso de producción y circulación de mercancias, la distribución está regulada por el mercado. Una cosa es supervisar y controlar los abusos de la especulación y las ganancias desproporcionadas y otra es obviar la dinámica comercial.
Por otra parte, la designación de Padrino López en una nueva y alta responsabilidad pudiera ser considerada también como parte de un reordenamiento de piezas en el tablero en función de las particularidades de la coyuntura, caracterizada por una severa crisis económica, inflación, desabastecimiento, disminución de la base social y de apoyo electoral del sector gubernamental, enfrentamiento entre poderes públicos, amenazas de derrocamiento de sectores radicalizados de la oposición y actos concretos de hostilidad por parte del gobierno estadounidense.
En un cuadro en el cual el referendo no se celebre este año, el movimiento realizado jugaría como un elemento que contribuye a la estabilidad frente a la probabilidad de que un sector de la MUD invoque en esas circunstancias el desconocimiento del Gobierno. Ahora bien, el país requiere de una fórmula política de mayor aliento, que apunte a un esquema de alternancia futura en un marco de cohabitación, es decir, de convivencia y confrontación acordada. Este es el rol esencial que debe atribuírsele al esfuerzo de mediación que se ha emprendido, que debe proseguir a pesar de las dificultades que habido hasta el momento.
Leopoldo Puchi