Los incendios avivados por el viento dejaron de amenazar el jueves la ciudad francesa de Marsella, aunque arrasaron dos localidades del sur, quemando viviendas y al menos una escuela y dejando cientos de evacuados.
Las autoridades cerraron autopistas para dejar sitio a los bomberos desplegados en la zona y el aeropuerto de Marsella redirigió los vuelos entrantes para dejar espacio a las aeronaves que combatían las llamas.
El viento seguía siendo fuerte el jueves y se advirtió de que el peligro no ha pasado para algunas localidades de la zona.
Cientos de evacuados pasaron la noche en gimnasios y, a media mañana, responsables municipales de las localidades de Pennes-Mirabeau y Vitrolles evaluaban los daños ocasionados por las llamas.
En Portugal, los bomberos también hacían frente a varios incendios que avanzaron con facilidad en zonas de arbustos en medio de un verano cálido y seco. El miércoles había 186 incendios forestales sólo en el territorio continental portugués. Una docena de ellos ardía sin control.
Las autoridades españolas, por su parte, avisaron de cinco grandes incendios en Galicia, en el noroeste del país, y de otros 10 bajo control.
AP