El atletismo al podio olímpico mientras pierde a dos ilustres pioneros
En el salto triple -como Asnoldo Devonish en Helsinki 52-, Yulimar Rojas se convirtió el domingo en el segundo representante del atletismo venezolano en obtener una medalla olímpica. Y superando lo del zuliano, pues la suya fue de plata, en interesante competencia con Caterine Ibargüen, colombiana cuya marca de 15,17 metros aventajó la suya por 19 centímetros.
Un resultado notable para la joven nacida en Caracas pero desarrollada en Anzoátegui, con apenas tres años en la especialidad y luego de cambiar el salto de altura por las especialidades horizontales de largo y triple. Y con enorme futuro, pues apenas está en los 20 años.
Ese éxito, bálsamo entre las tantas adversidades en las competencias de Río, se roba desde ayer los grandes titulares en Venezuela, aun por encima de la hazaña de Usain Bolt (oro en tres Juegos) y otras sobresalientes actuaciones, incluso las de otras dos criollas, la gimnasta Jessica López y la lanzadora de martillo Rosa Rodríguez, ganadoras de un sexto y décimo lugares. Que a ese nivel no es concha de ajo.
Mucho se hablará al respecto en los días venideros. Aquí, sin embargo, queremos retroceder un tanto porque, en momentos cuando el atletismo surge a la cabeza de la delegación olímpica, su gente lamenta dos pérdidas altamente significativas: el entrenador Juan Facendo y la corredora Marisela Díaz.
El Tigre de Oriente
Al salir de las Fuerzas Armadas, a mediados de los 50 del siglo pasado, Facendo descartó una oferta para trabajar en Yaracuy porque “lo suyo” estaba en El Tigre. Y allí desarrolló una labor de pionero, desde habilitar un aula para dar clases de gimnasia hasta un terreno para cancha de voleibol y hacer atletismo en lo que luego sería la plaza Bolívar de la localidad. En el liceo “Briceño Méndez” –donde su exitosa gestión haría imperativa, años después, la construcción de instalaciones- forjó un polo de desarrollo que fue ejemplar en Anzoátegui y modelo para el país.
Hasta 1988, cuando recibió la jubilación, estuvo al frente de la actividad deportiva, promoviendo y realizando competencias, con énfasis en el atletismo, que en los 70 daría sus primeros frutos internacionales con Félix Mata y Víctor Patines. Anzoátegui fue potencia del deporte venezolano de pista y campo gracias a sus esfuerzos, reconocidos por la Federación en 2002 al exaltarle al Salón de la Fama de la disciplina.
De un romántico del deporte como Facendo, que trabajó literalmente “con las uñas” y fue ejemplo para varios generaciones, que no dejaron de manifestar solidaridad y respeto por sus ejecutorias, habría mucho que decir. Casado con Rosa Torres –su compañera en el hogar, brillante en los estudios y quien con él compartió la faena educativa- procrearon 2 hits y 5 nietos que alegraron sus últimos tiempos, nublados por un ACV que le aquejó desde el 94 hasta su fallecimiento, el viernes.
Marcó pauta
En sus tiempos no era frecuente ver atletas del sexo femenino involucradas en carreras de aliento. Por eso, Marisela Díaz, desarrollada a partir de 1979 bajo la dirección de Mihai Zissu y Manuel Luna, paralelamente con sus estudios en el Pedagógico caraqueño, donde obtendría el título de profesora de Educación Física, también fue pionera en el deporte. Estableció marcas nacionales para 800, 1.500 y 3.000 metros, participó en Bolivarianos, Centroamericanos, Suramericanos en Argentina y Chile, Panamericanos y en competencias en Europa, corrió los maratones de Boston e Hiroshima, en la San Silvestre y otras muchas competencias en una trayectoria que le valió obtener el Premio Buen Deportista otorgado por la YMCA y ser exaltada al Salón de la Fama del Atletismo Venezolano.
Recibió otras distinciones y su labor, además del sector universitario, se desarrolló con el mismo entusiasmo en la educación secundaria y en el deporte popular, promoviendo además carreras por la salud en el Parque del Este. Fue triste conocer que quien había luchado tanto por la salud y vivido de manera ejemplar fuera aquejada por el cáncer, al cual sucumbió el viernes en el Hospital de Clínicas Caracas.
-Armando Naranjo-
Marisela Díaz