El Brasil de Neymar jugará el sábado la final del torneo fútbol de los Juegos de Rio-2016 en el mítico estadio Maracaná donde puede colgarse un oro inédito y comenzar a sanar las heridas por la humillación en su Mundial.
La seleçao llega a la gran final con el ganador entre Alemania o Nigeria al golear a Honduras por 6-0 en una muestra contundente del regreso a las fuentes del ‘jogo bonito’, una marca en el orillo de los brasileños.
El menino del Barça abrió el marcador a los 15 segundos anotando el tanto más rápido de la historia de los Juegos Olímpicos y lo cerró de penal, un símbolo de lo que representa para el fútbol brasileño en baja.
Hasta esta instancia, no les pesó la mochila que cargan desde hace meses Neymar y sus muchachos y que se había puesto más pesada el martes, cuando las meninas de Marta, bicampeonas olímpicas, fueron eliminadas en semifinales por Suecia.
La humillación ante Alemania en su Mundial-2014, más dos Copas América, la de Chile-2015 y Estados Unidos-2016, y las mujeres el martes, todo en dos años, le colocaron al equipo olímpico brasileño una vara demasiado alta.
La presión se acrecienta porque el oro en fútbol es el único galardón que no ha ganado el pentacampeón mundial. Y celebrarlo en el Maracaná puede ser sanador.
Pero Brasil se siente cómodo en su zona de confort del jogo bonito, el que habían abandonado los dos anteriores técnicos de la absoluta, Luiz Felipe Scolari y Dunga, a un costo elevadísimo.
Oscar Laski / AFP
AFP / Odd Andersen