Un fuerte terremoto de magnitud 6,2 en la escala de Richter y cuyo epicentro fue ubicado entre Perugia y Riete ha golpeado durante la madrugada del miércoles el centro de Italia y ha provocado al menos 73 muertos, según Protección Civil
Amatrice, de unos 2.500 habitantes, es el pueblo más afectado por el seísmo, junto con Accumoli. En total, en estas dos localidades hay 53 víctimas confirmadas, entre los que habría al menos un niño de 8 años y un bebé. Sin embargo, todavía quedan muchas personas bajo los escombros por lo que la cifra de fallecidos podría aumentar, ya que hay decenas de desaparecidos. Miles de personas se han quedado sin casa.
El temblor más fuerte se ha producido a las 3:36 con una magnitud de 6 en la escala Richter y epicentro entre las localidades de Amatrice y Accumoli, en la provincia de Rieti, en el Lazio. El hipocentro se ha situado a unos 4 kilómetros de profundidad, según el Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología. Desde el primer temblor se han producido hasta 160 répblicas de diferente intensidad.
«La mitad de la localidad ya no existe, la gente está bajo los escombros», se lamentó el alcalde de Amatrice, Sergio Pirozzi, a la cadena privada Sky.
El Ministerio de Asuntos Exteriores trata de averiguar si entre las víctimas hay alguna española. «Existe una posibilidad real de que haya una víctima mortal española. Tanto la Embajada española en Roma como el Consulado español están en contacto con Protección Civil italiana que es quien lo tiene que confirmar», ha manifestado un portavoz de Exteriores.
El alcalde de la localidad italiana de Amatrice, en la provincia de Rieti, en la región del Lacio, ha confirmado que medio pueblo ha sufrido fuertes daños. «Se han venido abajo edificios enteros, las casas del centro y tres cuartas partes de la localidad están destruidas», ha explicado Pirozzi. «Esto es un verdadero drama. Estoy en medio de un pueblo que ya no existe», ha lamentado.
Según ha precisado, en la calle principal de la localidad sólo ha quedado en pie el campanario del siglo XIII. «Espero que sea un signo de buen augurio» y que «signifique la ciudad no está destinada a morir sino que podrá levantarse de nuevo y renacer». EM
YM