Contribuyó activamente Hugo Chávez a las liberaciones de los secuestrados, aun a riesgo de su vida, producto de la mala fe con que siempre actuó ese personaje que se hace llamar Álvaro Uribe
El histórico acuerdo de paz que se acaba de dar entre el gobierno colombiano y las FARC tiene la impronta de Hugo Chávez y del pueblo humilde de Colombia.
Hablar de la paz en Colombia y no reconocer los inmensos esfuerzos que Hugo Chávez hizo por ello, sería un gigantesco acto de ingratitud y falta a la verdad.
Sé que nuestro querido comandante Hugo Chávez jamás cometería la osadía de decir que fue solo gracias a su esfuerzo, sin embargo, más osado es ignorar su aporte por la paz en el continente y en especial por Colombia.
Los voceros que hasta ahora han hablado del tema lo han ignorado deliberadamente, a excepción de Piedad Córdoba y Timochenko. Los medios han sido los más elocuentes en este silencio acerca de la persistencia de Chávez por la paz en Colombia.
Habría que decir y recordar que desde que llegó a la presidencia de la república y el empeño de Chávez en hacer esfuerzos por que se logrará un acuerdo, lo llevó a poner todo su prestigio como jefe de Estado en esta causa, desde los primeros encuentros por allá en el gobierno de Pastrana en El Caguán.
Contribuyó activamente Hugo Chávez a las liberaciones de los secuestrados, aun a riesgo de su vida, producto de la mala fe con que siempre actuó ese personaje que se hace llamar Álvaro Uribe.
Fue Hugo Chávez una pertinaz llovizna en el terreno que abonó la fértil tierra que hoy da paso a la flor de la paz colombiana.
No faltaron las intrigas y los falsos positivos de los enemigos de la paz, los llamados señores y mercaderes de la guerra; quienes cargaron todo tipo de injurias contra Chávez, cuando él, en un acto de valentía, planteó que había que lograr la paz en Colombia por el bien de nuestros pueblos.
Hoy, cuando en la hermana República de Cuba, quienes acogieron a las partes y también sumaron sus esfuerzos y voluntades para este histórico paso, debemos honrar la memoria de ese precursor de la paz que es y seguirá siendo el comandante Hugo Chávez.
Nos enseña Bolívar y el milenario Jesucristo, la virtud de la gratitud y ese mismo Bolívar nos señala lo perniciosa que es la ingratitud.
Hugo Chávez no necesita lisonjas, pero sí que sus hijos levantemos la voz en su nombre y brindemos por la paz de Colombia y que su nombre no sea maliciosamente olvidado en este logro continental.
Delante queda el reto de sostener la paz, sanar heridas, reparar víctimas y construir el más inmenso muro de contención a los guerreristas que pretenden sumergirnos en la espiral de violencia.
Algún día veremos cerrar las siete bases militares norteamericanas que hoy apuntan sus cañones contra la paz del continente y que deben salir más temprano que tarde de nuestros territorios.
En la Venezuela de paz que hoy conduce el presidente Nicolás Maduro, otro obrero de ese acuerdo de paz, venceremos a los mercaderes de la guerra.
Salud por el pueblo de Colombia y honor eterno a todas y todos aquellos héroes y heroínas que desde el anonimato contribuyeron a tejer este manto de protección a nuestros pueblos.
José Ávila
aporrea.org