El Senado brasileño inició hoy la sesión previa a la votación prevista para mañana, en la que decidirá sobre la destitución de la presidenta Dilma Rousseff, que dejaría en el poder hasta el 1 enero de 2019 al mandatario interino Michel Temer
La audiencia es dirigida por el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lewandowski, como garante constitucional de un proceso que Rousseff califica de «golpe de Estado», y comenzará con un debate entre la defensa y la acusación.
Según ha sido acordado con ambas partes, ese debate puede llegar a prolongarse durante unas cinco horas y será la última oportunidad que tanto defensa como acusación tendrán para intentar convencer de sus argumentos al pleno del Senado, constituido en tribunal.
A partir de ese momento, cada uno de los 81 senadores podrá tomar la palabra durante un espacio de 10 minutos, por lo que si todos decidieran intervenir y se cumplen los tiempos, esa etapa consumirá unas 14 horas.
Hasta el momento, según informó el Senado, se habían inscrito 65 oradores, pero la lista de intervenciones permanecerá abierta, por lo que ese número pudiera aumentar en las próximas horas o incluso disminuir, si algún parlamentario renuncia a su derecho.
Lewandowski aclaró que, cuando concluyan los pronunciamientos, la audiencia será suspendida hasta mañana, cuando el Senado se reunirá para el capítulo final de este proceso que se arrastra desde diciembre pasado.
Antes de la votación, el presidente del Supremo hará una pregunta al Senado.
«¿Cometió la acusada, señora presidenta de la República, Dilma Vanna Rousseff, los delitos de responsabilidad correspondientes a la contratación de créditos en instituciones financieras controladas por el Estado y la apertura de créditos sin autorización del Congreso Nacional que le son imputados y debe por eso ser condenada con la pérdida de su cargo y sus derechos políticos por ocho años?», indagará.
A continuación, dos senadores inclinados a condenar a Rousseff y otros dos que se opongan a su destitución tendrán cada uno cinco minutos para exponer sus alegatos y finalmente se procederá a la votación, por medio de un sistema electrónico.
Para que Rousseff sea desalojada de la Presidencia será necesario que lo apruebe una mayoría calificada de 54 votos, que equivalen a dos tercios de los escaños.
El resultado se conocerá de inmediato y, una vez proclamado por el presidente del Supremo, Rousseff estará fuera del poder o, por el contrario, si fuera absuelta, recuperaría el cargo y relegaría otra vez a la vicepresidencia a Temer.
Entre ambos existe desde fines del año pasado una enemistad clara y manifiesta, al punto de que Rousseff califica públicamente a Temer de «golpista» y «conspirador», adjetivos que utilizó con frecuencia este martes, cuando presentó ante el Senado sus alegatos finales.
Aunque aún no ha sido confirmado oficialmente, se prevé que, si Temer es confirmado en la Presidencia, mañana se celebrará una breve ceremonia de toma de posesión en el Congreso, tras la cual partiría hacia China para asistir a la Cumbre del G20, ya como jefe de Estado efectivo de Brasil.
Rousseff, por su parte, deberá dejar definitivamente el Palacio de la Alvorada, la residencia oficial de la Presidencia, en la que permaneció atrincherada desde que fue suspendida de sus funciones, el pasado 12 de mayo. EFE
YM