Cuando Ángel Gabriel Romero Rosas de 24 años se dirigía a la casa de su madre con Víctor Amado Mayorca Rosas, de 26, fueron emboscados en un callejón. Les dispararon, les robaron los teléfonos, la moto Bera color negro y demás pertenencias
Ángel Gabriel Romero Rosas (24), funcionario del Inas (Instituto Nacional de Servicios Sociales), antiguo Inager, y su tío Víctor Amado Mayorca Rosas (26), fueron asesinados a tiros y despojados de la moto que tripulaban en el sector La Pradera, barrio Las Torres, en La Vega.
Romero estaba de vacaciones y aprovechaba sus días libres para trabajar con su tío vendiendo verduras y legumbres en un camioncito. Para llegar temprano a comprar la mercancía en el mercado mayorista de Coche se iban a acostar temprano esa noche. Víctor también manejaba un camión de volteo.
Cenaron en la vivienda de la mamá de Víctor Amado y a las 9 de la noche se dirigían a la casa de la madre de Ángel Gabriel cuando fueron emboscados en un callejón. Les dispararon, les robaron los teléfonos, la moto Bera color negro y demás pertenencias.
Unos vecinos los llevaron al hospital Pérez Carreño. Ángel dejó huérfana a una niña de 2 años y Víctor dejó dos hijos, uno de 10 y otro de un año.
José Gregorio Mayorca dijo que cuando le dieron la noticia ya los cuerpos de su sobrino y de su hermano estaban en el hospital.
-No eran chicos malos, eran trabajadores, padres de familia, tenían varios trabajos para mantener a su familia, la delincuencia está increíble en el país, demasiados robos, muertos, este es un pueblo sin ley.
Tras ruleteo por siete
hospitales muere chofer
El transportista Carlos Matos, de 64 años, sufrió graves quemaduras cuando hacía trabajos de mecánica en su residencia del barrio 29 de Julio de Guarenas, fue ruleteado por siete hospitales y 14 horas después fue ingresado al hospital Miguel Pérez Carreño en Caracas, donde falleció.
Matos era miembro de la línea que cubre la ruta Guarenas-Caucagüita-Petare. El miércoles 31 de agosto a las 4:00 de la tarde estaba reparando su unidad, se registró un incendio y sufrió quemaduras de 2do y 3er grado en el 90 por ciento de la superficie corporal.
Sus familiares lo llevaron al hospital del Seguro Social de Guarenas, de donde fue referido al Pérez Carreño, pero en ese centro no lo recibieron. Comenzó la odisea recorriendo hospitales, bajaban y subían a Matos a la ambulancia mientras el hombre, aún consciente, se quejaba lastimosamente.
Su hija Isis Matos contó que lo llevaron al hospital de Lídice (Catia), donde supuestamente existe una unidad para quemados, pero no había ventiladores, luego al Vargas (San José), El Llanito, Pérez de León (Petare), CDI de Chuao, hasta que decidieron devolverse para el Pérez Carreño y reclamar indignados hasta que lo aceptaron.
-Nos decían llévenselo para su casa.
Matos tenía 7 hijos y 14 nietos. Sus familiares se turnaban día y noche en el hospital por si algo se necesitaba. No fue recluido en una sala de quemados, sino en el área de trauma shock, donde había pacientes con distintas patologías, hasta un tiroteado resguardado por la policía.
El lunes a las 6 de la tarde les permitieron verlo cinco minutos. El martes a las 10 de la mañana su hijo fue a la sala para saber de el, no lo encontró y le indicaron que lo buscara en el piso 6 (donde llevan a los pacientes que están mejorando) ó en la morgue. En el piso 6 no estaba. Lo encontró en la morgue, tenía 14 horas de muerto y nadie les dio una explicación. Falleció el lunes a las 8 de la noche.
-Lo grave es que estábamos pendientes las 24 horas y nadie nos informó nada. Se perdió la sensibilidad humana en los hospitales.
En Mirador del Este
asesinan a comerciante
Cuando se dirigía al gimnasio a entrenar la mañana del martes fue asesinado el comerciante Julio Javier Martínez, de 26 años, al ser interceptado en el callejón El Mamón del barrio El Mirador del Este, en Petare.
Martínez era tercero de cuatro hermanos, en sociedad con un amigo tenía un local de celulares en el centro comercial City Market, de Sabana Grande, era soltero, sin hijos, y vivía con su madre y sus hermanos.
Precisamente por la inseguridad dejó de entrenar en la noche, y lo hacía muy temprano para ir después a abrir el negocio.
Todos los días salía de su casa a las 6:00 de la mañana, caminaba hasta Graveuca y tomaba la camionetica hasta La California, para ir al gimnasio en el edificio de Seguros La Paz.
Martínez pertenecía a una familia de profesionales, clase media, que hasta hace siete años pudo vivir en El Cafetal. Un revés económico les hizo perder el estatus, tuvieron que mudarse del sector donde nacieron y se criaron, y adquirir una modesta vivienda en El Mirador del Este.
Un familiar cuenta que se sentían como unos extraños en el barrio, no pudieron adaptarse, no tenían amigos. Cuando Julio llegaba tarde lo esperaban en la ventana, temiendo lo peor.
Debido a la crisis económica Julio Martínez había tomado la determinación de irse el año que viene a probar suerte en Panamá. Pero dos hombres en moto lo sorprendieron, le dispararon y le robaron todas las pertenencias. Murió en el sitio. Los familiares se enteraron porque un funcionario del Cicpc los llamó por teléfono.
AA