A uno le enseñan en la escuela que la palabra Venezuela es un diminutivo cariñoso que le dio Américo Vespucio a esta parte del nuevo continente al recordar las similitudes del Lago de Maracaibo con la ciudad italiana de Venecia. Pero eso es mentira. Sí, mentira.
Lo único que escribió Vespucio al respecto fue una carta que le envió a su mecenas Lorenzo de Medici en la que dice que vio viviendas “construidas con mucho arte sobre el mar, como en Venecia”. Lo demás son suposiciones que surgieron de la falta de datos. El florentino nunca habló de una pequeña Venecia, se refirió a una “grandísima popolazione”.
En cambio, el español Martín Fernández Enciso, en su libro “Suma geográfica que trata de todas las partes y provincias del mundo, en especial de las Indias”, que data de 1519, escribió: “… y al cabo de la cerca de la tierra está una peña grande que es llana y encima de ella está un lugar o casas de indios que se llama Veneçiuela”.
Un dato histórico de la realidad
Años antes, en 1500, Juan de la Cosa había escrito en su mapamundi que esa parte del nuevo mundo se llamaba de la misma forma: “Veneçiuela”.
Significado de la palabra Venezuela
Por último, la prueba más trascendente es la que ofreció el sacerdote español Antonio Vázquez de Espinoza, quien viajó por casi todo el nuevo mundo para escribir su “Compendio y descripción de las Indias Occidentales” en 1629. En ese libro dice textualmente: “En la lengua natural de aquella tierra, Venezuela quiere decir “agua grande”, (eso) por la gran laguna de Maracaibo que tiene en su distrito, como quien dice, la Provincia de la grande Laguna…”
Pero no crea que su maestra de primaria le engañó. Ella también estaba engañada. Es que las mentiras pasan de generación en generación con más fuerza que las verdades.
(Enviado por internet por Yunis Zujur Meneses)
Salomón Benshimol R.
sbenshimol@yahoo.com