Desde hace un par de meses, la tranquilidad de Manchester, una urbe de poco más de 500.000 habitantes, se ha visto alterada por la llegada de Pep Guardiola y José Mourinho a los banquillos de City y United, respectivamente.
Esta ciudad norteña, conocida por su poco acogedor clima y por su excelso gusto musical -cuna de míticos grupos como The Smiths, The Stone Roses u Oasis-, ha pasado, de la noche a la mañana, a convertirse en el epicentro del balompié mundial.
El histórico Manchester United, venido a menos en los últimos años, y el pujante Manchester City, han recibido este verano a dos de los entrenadores más mediáticos y con más renombre del panorama futbolístico actual.
Después de sus giras veraniegas, donde tenían apalabrado un encuentro amistoso que finalmente no se disputó por las malas condiciones del terreno de juego del Estadio Nacional de Pekín (China), los macroproyectos de rojos y azules echaron a andar el pasado 13 de agosto con el arranque de la Premier League.
Tres jornadas más tarde, con ambos equipos con pleno de victorias -el City es primero y el United tercero, los dos 9 puntos-, llega el esperado derbi de Manchester, en el que Guardiola y Mourinho se verán por primera vez las caras en Inglaterra.