Vino desde Argentina su directora y autora Victoria Chaya Miranda para su estreno y contar como se hace cine en su país
“Hacer cine en América Latina es muy difícil, por los costos financieros, pero mucho más cuando se es mujer”. Así piensa y lo expresa Victoria Miranda, más conocida como Victoria Chaya Miranda, la directora de la película argentina Eso que llaman amor.
Tal afirmación la hizo durante la rueda de prensa previa a la exhibición de su filme para la apertura de la Novena Muestra de Cine Latinoamericano, la cual actualmente se realiza en Caracas y otras cinco ciudades venezolanas, con la programación de no menos de 22 largometrajes.
Reiteró la cineasta argentina -tiene 33 años y disfruta de una pareja estable, un músico- que “el cine es una disciplina artística de dimensiones empresariales y con muchas complicaciones y cuando se es mujer se agudizan más las cosas. El cine requiere muchas inversiones y ahí la mujer no tiene la participación que debería tener”.
Mujeres empoderadas
–¿Qué pasa con la mujer en el cine?
–El cine es un camino difícil para la mujer, porque esta industria fue durante mucho tiempo comandada por los hombres. A mí me gustó el cine porque exige mucho trabajo de todo tipo. Yo me di cuenta de la poca participación de la mujer precisamente en los festivales. Yo sé que Venezuela tiene un grupo respetable de mujeres metidas de lleno el cine. En Argentina también tenemos mujeres empoderadas con el cine, pero no con la cantidad que debería ser y además son pocas las que logran destacar, muchas se quedan en el camino.
–¿Qué propone para que la mujer tenga más presencia ?
–Creo que en América Latina hay que hacer un esfuerzo para se aumente la cuota de mujeres en el proceso general de la industria. Hay un cierto machismo que debe ser superado. Yo además de dirigir soy autora de guiones y profesora en varias especialidades. Pero, insisto, hace falta la visión femenina en el cine, no puede ser exclusivo del hombre.
–¿Rompe lanzas para que la mujer tenga mayor presencia en las especialidades cinematográficas?
–Sí, y no solo en el cine, ya lo dije en otra oportunidad, hay muchas más mujeres artistas de las que salen a la luz, pero sucede que el 70 % se cansan de luchar. Las oportunidades de progreso entre géneros siguen siendo diferentes y llegamos agotadas a objetivos que el género masculino llega subiendo escalones, nosotras escalando una montaña de arena y barro que solo con espíritu se atraviesa. No soy ni seré condescendiente con nadie, y menos por ser mujer, no voy a quedarme sonriendo ante un halago, una promesa, una frase con aire de aliento que en realidad es un deseo de que te detengas. Es necesario que la mujer esté más presente en el cine.
–¿Qué planes tiene con su carrera?
–Estoy preparando una película de carácter policial. Tiene por título Lo habrás imaginado. Se trata de una estructura cinematográfica simple, de raconto, de cabeza y de cola, comienza y termina en un juicio. Tengo ganas de coproducirla con Venezuela, de hacerla en locaciones venezolanas, de filmarla aquí. Yo ya la presenté al instituto de cine en mi país y ahora lo haré aquí en Venezuela; también quisiera agregar a Francia, porque en ese proyecto fílmico hay un par de personajes que hablan francés.
–El Estado apoya al cine, según hemos leído.
–Sí, en Argentina tenemos una serie de leyes para apoyar al cine, hay concursos y subsidios para quien tenga buenos antecedentes. Yo tengo varios documentales y esta es mi ópera prima de ficción; se estrenó el año pasado, después de varias semanas de trabajo y de muchos sueños y desvelos.
–¿Cómo se accede a las salas de exhibición argentinas?
–Ese es el gran problema de América Latina, porque tenemos que competir con Hollywood y toda la industria mundial. Además, la ley argentina del cine no termina por ser bien regulada, no ayuda como tendría que ser. Si no sacamos una gran taquilla en las primeras semanas estamos liquidados. No es como la ley venezolana. Si no tienes subsidio para invertir en publicidad para quedarse un tiempo, estás perdido. Se lucha para estrenar, pero el problema es quedarse. Y los exhibidores no cuidan a las películas argentinas, optan por las foráneas .A mí fue muy bien en las salas, pero se retiró porque entraron a competir las películas de Hollywood.
Película coral
Eso que llaman amor (2015) de Victoria Chaya Miranda aborda de manera coral tres historias de amores nocivos o tóxicos. Diana Lamas, Verónica Intile y Laura Cymer personifican a seres presos de sus propias obsesiones que derivan en vínculos amorosos patológicos, enfermizos. “Quería contar patologías surgidas de la frustración amorosa con tres personajes que representaran eso. Una es una obsesiva muy negadora que además quiere quedar embarazada y, por su edad, tiene un reloj biológico avanzado. La segunda es una histérica muy grande y la tercera bordea un brote psicótico de despersonalización. Yo quería una estructura no lineal porque me encantaba la idea de tres mujeres en diferentes estados entrelazándose en una misma búsqueda. Siempre tuve en la cabeza esa no linealidad y simultaneidad de historias donde muchas personas pueden estar viviendo diferentes situaciones en un mismo lugar. Como mujer y feminista cuestiono a mi género, y cuestiono al género masculino, como cuestiono en mí los mecanismos que considero tóxicos», dijo la cineasta.
E.A. Moreno-Uribe