Hicieron falta agallas para invertir millones de dólares en fundar una cervecera en un país de mayoría musulmana donde muchos miran con malos ojos el consumo de alcohol.
El pionero cervecero jordano Yazan Karadsheh va a dar ahora su siguiente paso arriesgado al enviar su primer envío de Carakale a Estados Unidos, donde competirá con miles de marcas en un mercado de la cerveza artesanal valorado en 22.000 millones de dólares al año.
Karadsheh, de 32 años, forma parte de una pequeña pero creciente hermandad de cerveceros árabes en el Levante que quieren nutrir la cultura local de consumo de cerveza y competir contra las marcas de grandes empresas, algunas de ellas multinacionales que dominan el mercado en la región.
Carakale es la primera cerveza artesana de Jordania. Cisjordania ya tiene tres empresas independientes: la ya consolidada veterana Taybeh, la recién llegada Shepherds y la pequeña Wise Men’s Choice, fabricada en un sótano cerca de Belén. Entre las marcas libanesas están Colonel, fabricada en un gran pub en la ciudad costera de Batroun, y 961, que lleva el nombre del código internacional de llamadas de teléfono para el país. También en Israel han aparecido pequeñas cerveceras en la última década.
Es una reaparición modesta en una región con tradiciones cerveceras que se remontan al antiguo Egipto y Mesopotamia, pero que han pasado siglos en espera.
La demanda también ha subido. El consumo regional de cerveza creció un 44% en la última década, aunque los casi 4 millones de hectolitros (105 millones de galones) bebidos el año pasado en nueve países árabes e Israel palidecen ante el consumo de 234 millones de hectolitros (6.100 millones de galones) en Estados Unidos, según datos del sector y IWSR, una firma de investigación sobre bebidas alcohólicas.
Karadsheh cree que hay espacio para crecer.
«Obviamente beben», comentó Karadsheh, miembro de la minoría cristiana jordana, sobre sus compatriotas. «Puede que el alcohol sea tabú, pero uno puede encontrar alcohol y comprar alcohol con facilidad en el mercado. Jordania es un lugar muy progresista, comparado con los países circundantes».