Escuela de Estudios Internacionales-FACES-UCV
Artículos escritos para La Voz por los profesores de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Central de Venezuela. La responsabilidad de las opiniones emitidas en sus artículos y Notas Internacionales es de los autores y no comprometen a la institución.
Altos y bajos regionales
Finalmente se ve cerca la ansiada paz para Colombia. La firma en Cartagena del Acuerdo de Paz el pasado lunes 26, resulta un hecho trascendental no solo para Colombia sino para la región y el mundo entero. Si bien es cierto que el mismo día de publicación de estas líneas se estará realizando un plebiscito ciudadano para refrendar su contenido, el solo hecho de haber alcanzado un consenso entre las partes negociadoras, es un éxito rotundo. Es una demostración de que siempre hay lugar para la paz cuando existe voluntad para el diálogo y el respeto. Es una muestra también de la acertada tendencia que en los últimos años ha logrado consolidar a América Latina como una Zona de Paz, la única en el mundo que no tiene actualmente un escenario de conflicto militar abierto.
En caso de resultar vencedora la opción del Sí en el plebiscito, la hermana nación colombiana asumirá serios desafíos que comienzan por alcanzar otro acuerdo definitivo con el segundo grupo insurgente armado -Ejército de Liberación Nacional (ELN)- que todavía se mantiene negociando. Igualmente, la ejecución de las cláusulas de paz supondrán un ejercicio de madurez y sindéresis para la sociedad política colombiana, que esperamos pueda enrumbarse en una estabilidad duradera.
Justamente por lo significativo de este logro para la región, resulta todavía más preocupante que luego de una década de afianzamiento de la integración y del multilateralismo regional, se asista a un notorio y peligroso estancamiento de la unión latinoamericana. El reacomodo de fuerzas políticas en América del Sur, incluyendo la cuestionable destitución de Dilma Rousseff en Brasil, ha supuesto un duro impacto para la institucionalidad integracionista construida a inicios del siglo XXI. Mercosur es el ejemplo más palpable de esta nueva realidad, si bien la Celac y la Unasur se han visto igualmente cuestionadas como espacios para construir un sólido entendimiento regional.
Resulta desafortunado verificar cómo en la actualidad se desconocen los Tratados fundacionales y normas derivadas en 25 años de existencia del Mercosur, al desconocer la presidencia Pro Témpore venezolana del Mercosur, así como amenazar a nuestro país con retirarle su condición de Estado Parte bajo la creación de un falso mediático de incumplimiento normativo. Sumado al viso antijurídico de la acción, el verdadero propósito parece ser implosionar el esquema de integración para volverlo simbólico y netamente comercial, como fue en el pasado, desconociendo la dimensión social y la construcción de una efectiva ciudadanía suramericana que tanta falta hacen y que tanto camino ha recorrido en la última década.
Sigamos apostando por todo aquello que consolide nuestra región como un espacio de pluralidad, humanista y crecimiento armónico con la naturaleza, y evitemos perder los avances logrados. Dejemos los bajos y enfoquémonos en construir los altos regionales.
Héctor Constant Rosales