Un hombre que llegó a Caracas para buscar trabajo fue ultimado por delincuentes en la Plaza El Venezolano
El cadáver de Rufo Medina, de 57 años, fue uno de los 474 que fueron ingresados al Servicio Nacional de Medicina y Ciencias Forenses de Bello Monte, en Caracas, durante el mes de septiembre, por causas violentas. El hombre era de Coro, estado Falcón, y decidió viajar a la capital para buscar empleo.
“Allá no hay trabajo”, lamentó Richard Medina, hijo de la víctima, quien detalló que funcionarios de la policía científica le informaron que su papá estaba en la Plaza El Venezolano, lateral al mercado de San Jacinto, cuando sacó un dinero que había cobrado y comenzó a contar lo que iba a gastar en el desayuno. Eso ocurrió el miércoles a las 8:00 de la mañana.
Delincuentes le quitaron el efectivo y lo golpearon hasta matarlo. Sufrió fractura en las costillas, entre otras lesiones. Vivía solo en una habitación alquilada en San Martín y trabajaba como vigilante en una tienda de ropa de la misma zona. Sus familiares no tenían seguridad de si iban a llevarse el cuerpo a la entidad falconiana por falta de recursos.
Defensa propia
Un funcionario, de 25 años, adscrito a la policía científica, ultimó a Yohander Abel Brito, de 27 años, quien intentó robarlo en la calle San Antonio de Sabana Grande, en horas de la noche del viernes. El antisocial, acompañado por otro identificado como Luis Manuel Malavé, de 31 años, amenazaron al investigador con un arma de fuego para que entregara sus pertenencias, indicó una fuente policial.
El funcionario sacó su arma -sostuvo la fuente-, respondió la acción e inició una enfrentamiento con persecución, en el que cayó herido Brito, y posteriormente Malavé fue capturado y desarmado. El uniformado solicitó apoyo de sus compañeros del Eje Este, quienes llevaron al lesionado a un centro asistencial, pero murió minutos después.
Lo robaron
“Es Carlos, es Carlos”, así se enteró la familia de Carlos Hernández, de 31 años, de que le habían disparado dos veces en la cabeza y le habían quitado sus pertenencias en la cuadra donde residía, en el sector Santa Cruz de Las Adjuntas. Los gritos de los vecinos los alertaron a las 10:00 de la mañana, cuando el hombre regresaba de la casa de su abuelo, cerca de la zona, donde pasó la noche por un cumpleaños.
Aunque efectivos de los Bomberos de Distrito Capital lo auxiliaron, no sobrevivió. “Con tantas muertes todos los días es difícil pedir justicia“, expresó su hermana, Dayana Castillo. Hernández era obrero en la Misión Vivienda y el mayor de tres hermanos. También era padre de dos niños de siete años y otro cuatro de años.
(Con información de elpitazo.com)