Ataques aéreos de Rusia en áreas fuera del control del gobierno en Siria han matado en un año a más de 9.000 personas, desplazado a decenas de miles y causado amplia destrucción, denunció el viernes un grupo opositor de monitoreo.
El 30 de septiembre el año pasado, Rusia inició una campaña aérea en respaldo a las fuerzas del presidente sirio Bashar Asad, cambiando a favor de éste el equilibrio de poder en muchas áreas — incluyendo la norteña provincia de Alepo y los suburbios de Damasco, la capital.
Activistas de la oposición culpan a Rusia de la reciente campaña de bombardeos contra vecindarios rebeldes en la ciudad de Alepo que mató a más de 200 civiles en las dos últimas semanas y derribó edificios.
Un grupo opositor sirio que monitorea la guerra civil dijo que un año de ataques aéreos rusos ha matado a 9.364 personas en el país.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, basado en Gran Bretaña, dijo que entre los muertos hay 3.804 civiles, incluyendo 906 niños. Además, están 2.746 miembros del grupo extremista Estado Islámico y 2.814 de otros grupos rebeles y extremistas, como la rama de al-Qaida en Siria.
El viernes, Rusia marcó el aniversario de su campaña en Siria y la cancillería emitió una advertencia a rusos en el exterior sobre posibles «provocaciones», llamándoles a guardar cautela.
Un portavoz del presidente ruso Vladimir Putin dijo que la participación de Moscú en Siria está justificada porque los extremistas no consiguieron capturar Damasco gracias a Rusia. Dimitri Peskov dijo que Putin nunca ha fijado una duración para la campaña aérea y que aún no lo hará.
El objetivo declarado de Rusia fue apoyar a su aliado el gobierno sirio y Peskov dijo que en ese sentido la operación ha sido exitosa.
Si no fuese por Rusia, el Estado Islámico y otros terroristas estarían establecidos en Damasco, les dijo Peskov a reporteros.
Respecto a las cifras mencionadas por el Observatorio sobre las muertes causadas por los bombardeos, dijo que no comentaría sobre reportes de «un grupo basado en el Reino Unido». El Observatorio depende de una red de activistas dentro de Siria.
AP