El descaro de pretender, si quiera insinuar, que la manifestación de voluntades debería ser el 20 por ciento en todos y cada uno de los estados, lo que no ha sido todavía afirmado por el CNE, es un insulto a la inteligencia de los venezolanos
Conocer las reglas impuestas por el Consejo Nacional Electoral, sobre la recolección de la manifestación de voluntades, me produjo un gran desagrado y cierta sensación de rabia, ante la prepotencia grosera y el poder omnímodo de un gobierno que, cínicamente, se presenta como el defensor de los derechos más sublimes de la humanidad. Ciertamente, se esperaba y se espera que el Gobierno, conocedor del rechazo mayoritario de los venezolanos, incluyendo al “pueblo unido jamás será vencido”, haga lo imposible por evitar toda contienda electoral y, en el caso del Revocatorio, impedir que se pueda llegar a su realización como establece la Constitución. Pero es que el descaro y la frescura siempre producen un rechazo enorme, sobre todo cuando provienen de quienes controlan el poder. Un obrero del sector servicios, a quien comenté la situación, los calificó inmediatamente de “cara’e tabla”.
El descaro de pretender, si quiera insinuar, que la manifestación de voluntades debería ser el 20 por ciento en todos y cada uno de los estados, lo que no ha sido todavía afirmado por el CNE, es un insulto a la inteligencia de los venezolanos. Que gente de cierta preparación pretenda convencernos de que eso es lo correcto, es como si alguien quisiera persuadirnos de que las elecciones las gana quien tenga menos votos. Denunciar un fraude en la recolección del uno por ciento, cuando el supuesto árbitro, el CNE, al servicio del Ejecutivo y no de la nación, es quien convalidó su cumplimiento, parece un chiste malo y sus promotores unos manipuladores de la última calaña. Soltar que el Revocatorio será en 2017, cuando buena parte del lapso dado por ellos mismos transcurre en 2016, es una provocación y una burla que busca inhibir a ese pueblo que desea que Maduro se vaya y que lo haga rápido.
Otro tanto busca la campaña gubernamental que acusa a la Mesa de buscar la violencia. Algo inaudito para quienes tienen la victoria asegurada. Se trata de producir miedo en la gente a la participación, y con esto no estoy diciendo que no haya sectores opositores radicales y de lenguaje incendiario, no, sino que el ejercicio de los venezolanos de un derecho constitucional no puede limitarse mediante el terror. Los órganos del Estado deben garantizar que ese ejercicio se desarrolle en paz y tranquilidad. La Fanb es la encargada de facilitar el ejercicio de los derechos y, tal y como actuaron el 1º de septiembre, deben comportarse el 26, 27 y 28 de octubre próximo. Ah… Viene otra traba: la derivada de la distribución geográfica de los sitios para la recolección de las voluntades. El CNE los colocará en las peores zonas, de forma de dificultar la expresión de voluntades.
El Revocatorio no fue nuestra política en “De Frente con Venezuela”; preferimos exigir las elecciones regionales, lo que no obvia que defendamos ese derecho.
Luis Fuenmayor Toro