Los familiares buscaban al mototaxista Yosmel Parra (22) desde el miércoles 19 de octubre, y lo reconocieron por un tatuaje el domingo 23 en la morgue de Bello Monte, donde tenía cuatro días de ingresado, pero le habían asignado otro nombre y número de cédula correspondiente a un hombre de 28 años.
Parra trabajaba en la línea de mototaxis en el Metro de Bellas Artes, vivía en la avenida Vollmer de San Bernardino con su pareja y dejó tres hijos. El martes 18 no llegó a su casa, le perdieron la pista, no lograron comunicarse por celular y el miércoles comenzaron la búsqueda en hospitales y cuerpos policiales. Ese mismo día como última opción acudieron a la morgue, pero les dijeron que no había ingresado ningún fallecido con ese nombre.
Entonces la búsqueda continuó con la esperanza de hallarlo vivo, hasta que una tía insistió en regresar a la morgue el domingo y ver los cadáveres en el sótano. Allí estaba su sobrino, con su nombre tatuado en un brazo, pero con la identificación de otro difunto.
Le dijeron que lo habían traído desde Coche, con un tiro en el pecho, sin pertenencias y su moto también desapareció. Presumen que el móvil del crimen fue el robo.
Su amigo Johnny Gutiérrez no duda que haya sido víctima del hampa, porque era un muchacho “tranquilo, trabajador. Esto se lo llevó quien lo trajo. No hay seguridad para nadie. Ni para la gente más importante. Estamos a la deriva”.
-Esto es un desorden, todo lo han cambiado, no informan debidamente. Estuvieron a punto de entregarle el cadáver a otra familia. Nos estamos quedando sin juventud, la mayoría de los muertos no llegan a 30 años, dijo Gutiérrez.