Resulta complejo entender la dinámica de las organizaciones, cuando han tenido períodos de esplendor y repentinamente han pasado a vivir etapas en las que los manejos turbios las han llevado a períodos en los que no queda más que subsistir.
El impacto de Felipe González para la historia es irrefutable. Una figura que se apartó de dogmas para posicionar un discurso de progreso que llevó al Partido Socialista Obrero Español a ser el gran promotor de los cambios que había iniciado Adolfo Suárez, después de una tenebrosa dictadura que se impuso al término de la cruenta Guerra Civil.
Sin embargo, los cimientos que sirvieron de base para el PSOE comenzaron a colapsar. Al pasar a la oposición, ante el triunfo del Partido Popular con José María Aznar, los socialdemócratas buscaron otros líderes, pero el resultado fue infructuoso, hasta que se hizo con la conducción del partido un político poco conocido y con un proceder no muy descollante dentro de la militancia.
José Luis Rodríguez Zapatero, quien ahora se presenta como mediador en otros países, gobernó dos períodos en los que los polémicos acercamientos a gobiernos con poca democracia y la crisis económica fueron recurrentes.
Pero al igual que antes, el partido volvió a la oposición al triunfar el PP bajo la conducción de Mariano Rajoy y nuevamente se evidenció una fuerte carencia de conducción.
Luego del fallido intento de Alfredo Pérez Rubalcaba por tratar de posicionar al PSOE, la dirección recayó en Pedro Sánchez, un activista que por su juventud hacía presagiar un gran viraje.
Lamentablemente, Sánchez no dio la talla. De concebirlo como un joven dinámico, pasó a ser visto como alguien que todo lo reducía a un extemporáneo dilema de izquierdas y derechas. Su torpeza llevó a España a repetir las elecciones al no apoyar a los populares, pese a los clamores de los sectores tradicionales de su partido, y a decir que prefería más a Podemos (rebosante de populismo y demagogia), que a los planteamientos de Rajoy.
Tal fue la caída electoral y el temor a que el movimiento de Pablo Iglesias desplazara a los socialistas, que en un reciente Comité Federal fue presionado y renunció a la conducción del grupo. Que diferencia al analizar a actores como Felipe González y compararlos con gente como Sánchez, pues conductores de partidos pueden abundar, pero los estadistas como González son contados y gente así es la que se requiere para salvar la democracia y conquistar la libertad.
luis.daniel.alvarez.v@gmail.com