El Acuerdo respetará todas las garantías necesarias para que el beneficio económico no vaya en detrimento de la democracia, el medio ambiente o la salud y seguridad de los consumidores
La Unión Europea (UE) y Canadá firmaron un acuerdo de libre comercio que se conoce como Ceta, acrónimo en inglés de “Comprehensive Economic and Trade Agreement”. Bruselas y Ottawa estiman que tendrá un impacto anual de 12.000 millones de euros para la UE y de 8.000 millones para Canadá. El Acuerdo respetará plenamente las normas europeas en ámbitos como la seguridad alimentaria y los derechos del trabajador. También incluye todas las garantías necesarias para que el beneficio económico no vaya en detrimento de la democracia, el medio ambiente o la salud y seguridad de los consumidores. Eliminará los derechos de aduanas y las restricciones del acceso a los contratos públicos, abrirá el mercado de servicios, ofrecerá condiciones previsibles a los inversores y contribuirá a evitar la reproducción ilegal de las innovaciones y los productos tradicionales de la UE.
El Ceta reduce las tasas aduaneras para un gran número de productos y estandariza normas para favorecer los intercambios y para cambiar profundamente las relaciones comerciales entre dos territorios. Además, eliminará todos los derechos de los productos industriales, lo que representa un ahorro de casi 600 millones de euros anuales para los exportadores europeos. Canadá gana mayor y mejor acceso a un mercado de 500 millones de personas, con ventajas para sus empresas, que no tienen otras grandes potencias económicas como Estados Unidos o Japón. Las europeas se ahorrarán más de 500 millones de euros al año en aranceles y aumentarán su cuota de acceso a las licitaciones públicas en Canadá, en mercados como las telecomunicaciones, la energía o el transporte. El tratado eleva gradualmente las cuotas europeas para productos agrícolas de Canadá y homologa recíprocamente las regulaciones de productos como maquinaria industrial, equipos de radio, juguetes o equipos de medición. Se refuerzan los derechos de autor, mejora la convalidación de títulos universitarios y profesionales y facilita la expatriación de trabajadores. No entran en el Ceta los servicios sanitarios, sociales o la educación, y se aplican restricciones a otros. Tampoco permite la exportación canadiense de organismos genéticamente modificados o ternera tratada con hormonas.
Néstor M. Cegarra P
Profesor de la Escuela de Estudios Internacionales
FACES-UCV