Jesús Aguilar se incorporó a los Leones del Caracas para inyectarle una buena dosis de fuerza a su alineación. No tiene restricciones de ningún tipo para jugar este año
Jesús Aguilar admitió que extraña estar rodeado de sus compañeros y vestir el uniforme de los Leones del Caracas. Por eso no perdió mucho tiempo para reportarse al equipo, una vez que los Indios de Cleveland le dieron luz verde para regresar al país.
“Fui y agarré unos turnos (siete en el Programa de Desarrollo), como ya todos saben, y ahora estoy aquí, tratando de ayudar en lo que pueda. Hay que salir a ganar, a jugar duro para que las cosas salgan bien”, soltó el maracayero, después de la práctica en el Estadio José Bernardo Pérez.
Aguilar se abstuvo de seguir los encuentros de los melenudos por televisión para evitar la ansiedad de no poder hacer nada a la distancia, pero estaba al tanto de la inconsistencia con la que había iniciado la campaña su club.
“La verdad, no me gustaba verlos. Dan ganas de estar en el terreno. Trataba de practicar para no pensar en eso. Pero tuve la suerte de recibir el permiso”, destacó.
Con la adición del fornido inicialista, seis de los nueve hombres que colocó el mánager Alfredo Pedrique, contra los Navegantes del Magallanes, tienen experiencia en las Grandes Ligas. El cubano Yandy Díaz apareció segundo en el orden, seguido por su compatriota Félix Pérez, Aguilar, Jesús Guzmán y Henry Rodríguez. Un grupo que, al menos en teoría, debe poner a pensar a los lanzadores contrarios.
“Es un lineup que luce bastante completo. Esperemos que todos podamos resolver y hacer las cosas necesarias para ganar como equipo. Más que nombres, hay que poner corazón en el terreno. Hay que tener agallas para ganar. Hay que ir juego a juego. Ganar es la meta y para eso vinimos”.
Un nutrido grupo de sus compañeros celebró su inclusión en el róster activo del Caracas, en el inicio de la quinta semana de la ronda eliminatoria, y otros bromearon un buen rato con el recién llegado. Todos encuentran en el recio bateador derecho una referencia de liderazgo.
“La influencia de Aguilar será buena dentro y fuera del terreno. Espero que nos ayude. La alineación con él está más balanceada”, apuntó Pedrique.
“En parte la rutina es esto (el compañerismo). Es como tu segunda familia. O aprendes a convivir con ello o no eres parte de un equipo. Los ves todos los días. Hablas con los muchachos. Todo eso lo extrañas cuando no estás aquí”.
Aguilar sabe que los resultados deben aparecer lo más pronto posible. Caracas siempre apunta alto y sus deseos de triunfar no serán suficientes sino se convierten en tangibles. Muchas personas quedarían decepcionadas si el equipo no trasciende en la 2016-2017.
“El aficionado de aquí no sabe perder, no asiste al estadio para ver a su equipo perder. Este es mi trabajo y tengo que aprender a lidiar con eso. Lo bueno del beisbol es que siempre te da una nueva oportunidad para reponerte de un partido en el que te fuiste de 4-0 o si atraviesas por un slump”.
En la temporada 2015-2016, Aguilar no pudo aportar lo que se esperaba de él. Apenas apareció en 21 partidos, la menor cantidad en su carrera con los Leones, antes de marcharse para cumplir compromisos en un campamento con Cleveland. Esta vez prometió que será diferente. Tendrá su oportunidad de redimirse.
“No hay nada seguro en Estados Unidos, ni en Japón. Así que me quedaré hasta donde llegue el equipo. Espero que Caracas vaya lejos y poder jugar en la Serie del Caribe”.
Los aficionados del Caracas cruzarán los dedos para que se cumplan sus anhelos.
Tiene más confianza
Con la tarea de reemplazar en la antesala de los Rojos a una estrella como Todd Frazier, en una posición en la que ocasionalmente jugó antes de 2016, el infielder Eugenio Suárez prácticamente aprendió sobre la marcha y frente a miles de aficionados.
En 159 partidos, incluyendo 149 como titular en la tercera base, Suárez bateó .248 con 21 cuadrangulares y 70 remolcadas. Aunque en 2015 mostró poder al bate con 13 vuelacercas en 97 juegos, su producción esta temporada no dejó de sorprenderlo.
“Fue un buen año para mí, porque conecté 20 jonrones. Nunca supe que podía batear 20 cuadrangulares en una campaña en las Grandes Ligas”, señaló Suárez antes de que finalizara la campaña.
Hubo momentos en los que el oriundo de Puerto Ordaz tuvo una baja producción en su primer año completo en la Gran Carpa. Tuvo promedio de .173, bateando de 28-0 en mayo. Y en el último mes de la temporada pegó apenas un jonrón.
Defensivamente en la tercera base, Suárez encabezó las Grandes Ligas en dicha posición con 23 errores, pero 12 de ellos fueron cometidos en los primeros 53 juegos.
Suárez, un campocorto que hizo la transición a la antesala, demostró que podía realizar jugadas espectaculares, pero ocasionalmente caía en los errores de rutina.
“Lo más importante que me llevo de esta posición es que tengo que estar listo”, explicó el jugador del cuadro. “Tienes que mantenerte enfocado, porque la bola te llega más rápido y debes estar listo y realizar la jugada. Si ves los errores que cometí este año, sé que no estaba listo para las rodadas de rutina”.
Suárez, de 25 años de edad, fue el jugador que más crecimiento mostró por los Rojos desde el inicio de la temporada hasta el final.
Alexánder Mendoza
LVBP