El hecho ocurrió en el sector Santa Eduvigis del barrio Las Mayas de Caracas, perpetrado por los azotes del barrio
Con capuchas y armas en mano se instalaron, a las 7 y media de la mañana de este viernes, los dos hampones en la calle principal del sector Santa Eduvigis en el barrio Las Mayas de Caracas.
Uno de ellos era el conocido «José Cotoche», y el otro es apodado «Cachetón». Ambos azotes de barrio y miembros de una banda delictiva.
Esperaron que el detective del Cicpc Rayner José Ayala Villareal, de 28 años, bajara en su moto desde la parte alta de la zona para atacarlo.
No les importó que el funcionario estaba con su hermana Rorienny Ayala, de 23 años, además de su hijo y su sobrino, ambos de tres años.
Lo cierto es que los delincuentes se pararon en el medio de la calle y apuntando al detective lo obligaron a detenerse. La mujer les clamó para que no le hicieran nada a los niños, pero la respuesta de uno de los hampones fue que se quedara tranquila, porque «igual todos iban a morir».
Los sujetos dispararon directamente contra el Cicpc y le ordenaron a la mujer que corriera. Ya ella había reconocido a uno de los pistoleros por el tono de voz. Se trataba de su primo materno «José Catoche».
El funcionario murió allí y solo le quitaron el arma de reglamento. Mientras que la hermana, aunque trató de correr y resguardarse con los niños, recibió seis impactos de bala en brazos y espalda. Los infantes resultaron ilesos.
Los vecinos al escuchar las detonaciones salieron a ver y auxiliaron a la muchacha que estaba herida. La trasladaron al hospital de Coche.
Algunos testigos también identificaron a los pistoleros, y los funcionarios policiales implementaron un operativo especial para tratar de capturarlos.
Dolor familiar
Los parientes del detective dijeron que efectivamente el primo es azote de barrio y lo había amenazado, en conjunto con miembros de su banda, hacía tres años porque Rayner decidió formar parte del organismo de investigación criminal.
Y en esa misma fecha hubo un doble homicidio en el barrio: mataron a un primo del funcionario y a un amigo.Desde ese momento, las incursiones del Cicpc eran reiteradas, pues buscaban a los responsables del hecho.
Como Rayner ya estaba activo en el organismo, lo consideraban un enemigo y lo acusaban de pasar información a la policía. Tras estas advertencias, Rayner se fue de la zona y se residenció en El Valle.
Sin embargo, volvió hacía unas semanas a Las Mayas para acompañar a su madre que estaba sola, pues dos parientes que vivían con ella se fueron del país.