Cuando Venezuela le duela y le importe a cada venezolano, entonces seremos todos líderes y acabaremos con la desesperanza
El presente texto no es todo de mi autoría. Llegó a mi correo como los cientos que recibo a diario, con denuncias, quejas y solicitudes de investigación. No obstante, después de lo ocurrido el viernes pasado en la llamada Mesa de Dialogo, creo prudente una reflexión de esta naturaleza. «La Peste», de Albert Camus, es un libro interesante de leer para entender muchas cosas que hoy ocurren.
Sin duda que la vía es el diálogo. Lo que ocurre es que la naturaleza de los interlocutores para que ese diálogo sea provechoso para el país no es la más apropiada y no estoy hablando de capacidad. Me refiero a lo que Gandhi llamaba el satya, probado en Sudáfrica y en la India, con el cual demostró que, con la debida preparación psicológica y política, es posible conducir a grandes masas a la práctica de formas de lucha pacífica en defensa de sus derechos e incluso induce al opositor a soluciones negociadas y positivas, por ende a la máxima reducción de la violencia en el arreglo de las disputas políticas, sociales y económicas.
Muchos jóvenes me han preguntado: ¿cómo es posible que esto esté sucediendo?, o ¿por qué la gente no hace nada si somos la mayoría? Con todo respeto voy a utilizar la lectura de un libro, «La Peste», de Albert Camus y así tratar de explicar por qué no actuamos como deberíamos.
Los sucesos comienzan en una ciudad llamada Oran, en Argelia, cuando un joven doctor tropezó con una rata muerta en el descanso de su escalera. Como no había ratas en su casa, pensó que se trataba de una broma y lo único que hizo fue apartarla y notificarle al conserje.
Al día siguiente, este último fue quien le notificó al doctor que el bromista había dejado otras tres ratas muertas, pero ambos siguieron su camino. A partir de allí el libro relata las distintas reacciones de los ciudadanos al ver los montones apilados de ratas muertas.
Unos exclamaban: «a mi casa no han llegado». Otros decían: «son cosas que pasan». Algunos se frotaban las manos alegremente afirmando que las ratas «finalmente estaban saliendo de su escondite».
Otros se marchaban sigilosamente, pero la mayoría -como en Venezuela- siguió con sus vidas inmersas en el día a día y viendo cómo crecían los montones de ratas, nadie hizo mucho.
Las ratas desaparecieron como llegaron, de forma imprevista y la ciudad respiró, hasta que apareció el primer muerto -quien para asombro del lector- fue el conserje que encontró las tres ratas.
Poco a poco, la sorpresa se convirtió en miedo y ésta en pánico, cuando la gente comenzó a morir como las ratas, pero aun así nadie hacía mucho.
Cuando eso llega, apenas en las primeras 30 páginas, Albert Camus se incorpora al relato para hacer las siguientes reflexiones:
«La plaga no está hecha a la medida del hombre, por lo tanto el hombre piensa que la plaga es irreal, es un mal sueño que tiene que pasar».
«Nuestros conciudadanos, a este respecto, eran como todo el mundo; pensaban en ellos mismos; dicho de otro modo, eran humanidad: no creían en las plagas».
«Las gentes se dicen: ‘esto no puede durar, es demasiado estúpido’. Pero esto no impide que dure» -porque- «la estupidez insiste siempre».
En nuestro caso, nadie creyó cuando el «líder del proceso» habló de socialismo. ¿En pleno siglo XXI?, nos preguntamos. «Esto no puede estar pasando, es demasiado estúpido», pero la primera recuperación de tierras se convirtió, como las ratas, en 4 millones de hectáreas arrancadas de sus dueños.
A la primera empresa expropiada pensamos lo mismo: «debe ser esa únicamente, porque es demasiado estúpido» y de allí cerraron 8 mil empresas. Han pasado los años y pensamos: «en el 2012 terminará esta pesadilla».
Pero terminará siempre y cuando los venezolanos entendamos que este asunto de sacar a Venezuela del infierno en el que ha estado sumida, es responsabilidad absoluta de todos nosotros. Acabará cuando comprendamos que vivir en democracia y ser ciudadanos de una nación, es cosa muy seria.
Seremos de nuevo un país solamente cuando entendamos que no podemos continuar sentados en nuestras casas esperando al «líder de la oposición» para que nos saque del atolladero.
Los pueblos que hoy son libres y prósperos no tienen líder, porque el «líder» de un país civilizado es su pueblo indignado que un buen día decidió no aceptar más vejámenes y salió a la calle sin miedo a apoyar a aquel que clamó a los 4 vientos lo mismo que su corazón le increpaba. Podemos hacer que cambien las cosas. Si no lo hacemos este año, la estupidez continuará insistiendo hasta que el ciclo termine, pero con nosotros.
No a la violencia
“El pensamiento metafísico de Gandhi se resume en la afirmación de que el universo está regido por una inteligencia suprema, a la que llamaba satya, que significa verdad. Ella era, en realidad, el Dios que gobernaba el mundo y estaba encarnada en todos los hombres y los seres vivientes, en forma de alma o espíritu autoconsciente. La satya era, para Gandhi, la esencia del ser humano”.
“En lo ético, Gandhi rechazó la idea de la dualidad moral que postula distintos principios para el comportamiento individual y para el de los grupos. En el ámbito político, el gandhismo fue la teoría y la práctica de la no violencia. Repudió toda forma de sectarismo. Afirmó que todas las verdades humanas son provisionales, abiertas y experimentales. Dijo que sus propias opiniones y conclusiones no son ni pueden ser definitivas”.
No se puede abandonar el diálogo. Pero para que haya diálogo hay que sustituir a los actores del patio de uno y otro bando, a fin de que prevalezca la verdad, o como decía Gandhi, “el satya”.
CORREO DE LAS BRUJAS:
ANÓTENLO. En Rio Chico hay amenaza de cierre de la 97.1 FM Estéreo. La razón: programas de opinión que les son incómodos al alcalde, según la Cámara Venezolana de Radio.
HOTEL EL CONDE. El pasado 7 de noviembre arribó a sus 68 años de fundación el Hotel El Conde. Un 7 de Noviembre de 1948, el Hotel El Conde venía a ser el primer hotel de 130 habitaciones de Latinoamérica, y se ubicaba en pleno centro de Caracas. Desde hace ya 4 décadas, Carlos Rojas es su gerente general. En el sector hotelero nacional e internacional, su nombre es sinónimo de excelencia, eficacia, y éxito, ya que su vida entera la ha dedicado a gerenciar hoteles y ponerlos al máximo de su capacidad.
OBITUARIO. El pasado 4 de noviembre dejó de existir en la ciudad de Caracas el ilustre médico venezolano Roberto Arreaza Vaz, insigne figura de la medicina crítica en Venezuela, y quien fuera presidente y fundador de la Junta Directiva de la Sociedad Venezolana de Medicina Crética, en el periodo 1976-1979. Paz a sus restos.
PREGUNTA A LA MUD. ¿Qué no hubiera hecho Chávez desde la oposición en el caso que le fuera tocado enfrentar a un gobierno que hubiera perdido la mayoría del pueblo? No quiero ni imaginármelo. Como decía el finado Óscar Yánez, “así son las cosas”.
OTRO DATO. Está lista una providencia administrativa y una sentencia que permitirá la reapertura de bingos y casinos, y al mismo tiempo que se den en concesión varias licencias de juegos para casinos y centros de apuestas a un grupo de empresarios chinos que regentan estos negocios en la ciudad de Maicao. Todo está en manos de la Comisión Nacional de Bingos y Casinos de la AN. Se reactivará y el ñemeo será total.
ACALZON QUITAO DOMINICAL
Wilmer Suárez / @acalzonquitao54