El propósito hegemónico, que se expresó en el pasado en guerras como la de Vietnam, utilizó como justificación el anticomunismo, y en la actualidad hace uso del pretexto de los derechos humanos y de la excusa del “excepcionalismo” de EE.UU.
A la hora de analizar cuál será el comportamiento en política exterior del nuevo presidente estadounidense, y en particular hacia Venezuela, hay que tomar en consideración que Donald Trump es un outsider de la política, pero a la vez una figura perteneciente al campo republicano. Estas dos condiciones marcarán su conducta.
Como se sabe, en el campo republicano existen diversas doctrinas y corrientes de pensamiento en lo referente a la política internacional. Una de ellas es la conocida como “halcona”, que considera que EE.UU. debe garantizar su condición de potencia dominante en el planeta de manera absoluta, para lo cual debe poseer y ampliar la hegemonía sobre un amplio espacio geopolítico e impedir que otras naciones se constituyan en polos que concurran con Washington. En esta visión coinciden también sectores demócratas como el representado por Hillary Clinton, que ha alimentado el enfrentamiento con Rusia y ha respaldado las intervenciones de Irak, Libia y Siria. Ese propósito hegemónico, que se expresó en el pasado en guerras como la de Vietnam, utilizó como justificación el anticomunismo, y en la actualidad hace uso del pretexto de los derechos humanos y de la excusa del “excepcionalismo” de EE.UU.
Otra corriente que existe entre los republicanos en relación a la política exterior -en la cual se señala que se ubica Trump- es la llamada “realista”, que considera que EE.UU. debe mantener su hegemonía heredada de la II Guerra Mundial y de la Guerra Fría, pero que al mismo tiempo debe aceptar ciertos límites, respetar espacios de otros polos, negociar con ellos y buscar alianzas y acuerdos. En este caso sería más importante la defensa y protección que la expansión. Algo así como “si no te metes conmigo, no me meto contigo”.
En su campaña electoral, Trump expresó criterios y conceptos desde esa perspectiva y realizó declaraciones como esta: «Vamos a dejar de tratar de construir democracias extranjeras, derrocar regímenes e intervenir imprudentemente en situaciones donde no tenemos derecho de estar». Del mismo modo señaló como objetivo prioritario el mantener la seguridad de EE.UU. y enfrentar el Estado Islámico. “No tenemos más opción que derrotar el terrorismo radical islámico”. Al mismo tiempo ha manifestado el nuevo presidente estadounidense que a Rusia debe considerársele como un país aliado en esa guerra contra el terrorismo.
De asumir plenamente Trump esa línea contraria a intervenciones en otros países que identifica a la corriente “realista” republicana, las relaciones entre Washington y Caracas mejorarían, porque obviamente Venezuela no dispone de fuerzas para “meterse” con Estados Unidos y no representa obviamente un peligro, por lo que no habría razones para “intervenir imprudentemente” en Venezuela. El tiempo dirá si el outsider que es Donald Trump actúa como “halcón” o “realista”.
Leopoldo Puchi