La capacidad ecuatoriana desbordó la defensa vinotinto, luego de un primer tiempo de fuerzas equiparadas, decente para el cuadro venezolano
Se esfumó rápidamente la imagen dejada por la Vinotinto en su goleada a Bolivia. No era el mismo adversario, se sabía, pero entre el mejor desarrollo del planteamiento ecuatoriano, la falta de solidez para la tenencia del balón y la altura de Quito terminaron en un 3-0 inobjetable que lleva las cosas muy cerca de antes de batir a los del altiplano.
Rómulo Otero, lesionado, no tuvo sustituto (tampoco estaban disponibles Guerra y Añor) o no se empleó la individualidad adecuada. Lo cierto es que faltó esa capacidad para maniobrar con el balón, juntarse con los de arriba y, en general, llevarlo entre líneas, pues los saques desde la puerta fueron para pelotas rifadas, nunca para iniciar ataques enhebrados (ante Bolivia fue casi igual, pero los defensores no tenían la misma calidad). La lesión de Kouffaty, es cierto, rompió previsiones en el sector medio.
Tampoco funcionó mucho la colaboración entre líneas. La defensa, acosada por las bandas –donde se sabía que los ecuatorianos tenían mucha fuerza- cedió terreno continuamente y, si no hubo daños en la primera mitad, en la segunda fueron dos canales, particularmente el derecho, por donde los rivales transitaron con excesiva comodidad. Superados los marcadores, tampoco hubo apoyo con iniciativa para cortar el desequilibrio.
Cierra la eliminatoria, pues, como comenzó. En el último lugar, pero sobre todo sin mostrar un progreso sostenido en el juego que se quiere establecer. Vienen unos meses, hasta marzo, para reajustar y, dentro de lo que se puede con muchos jugadores inmersos en las temporadas de sus clubes, intentar la búsqueda de soluciones. Que solo pueden lograrse a medida que se juegue, pero con una capacidad física suficiente para desarrollar noventa minutos al mismo ritmo. Que la altura afectó, sin dudas, en parte porque se forzaron piques sin posibilidades, pero más lo hizo la falta de sincronización, la cesión del medio campo y la fragilidad de marcadores abiertamente desbordados.
Lo dicho no resta méritos a un cuadro ecuatoriano que sabe a lo que juega. Que tiene variantes y sabe mezclarlas para utilizar las bandas o el centro según la reacción del contrario y una defensa que jugó con ventaja ante la separación de las líneas criollas.
Termina 2016 para la Vinotinto con mucho que analizar. Y en el último lugar de la eliminatoria.
Sub 20 ante Corea
La Vinotinto femenina sub-20 dejó atrás el capítulo de la caída ante Alemania, y ya se enfoca en su próximo reto en la Copa del Mundo de Papúa Nueva Guinea: República de Corea, equipo al que enfrentarán este jueves, en el Estadio Nacional de Fútbol, de Puerto Moresby.
Para este compromiso, ambos elencos llegan con la necesidad de sumar, puesto que fueron derrotadas en la primera fecha. Venezuela perdió 3-1 ante la vigente campeona del certamen, Alemania; mientras que las asiáticas tropezaron ante México, por un marcador de 2-0.
A pesar del tropiezo, la delegación nacional se encuentra en buen estado anímico para el siguiente choque, y pasaron la página, tras evaluar los aspectos a mejorar. “Por supuesto que no estamos contentos por el resultado, pero nos entregamos a fondo para enfrentar a Alemania, y creemos que ahora le planteamos cara a una de las potencias de la categoría”, señaló el seleccionador nacional José Catoya.
El cotejo está programado para las 7:00 de la noche, hora local (5:00 am de Venezuela), en el mismo recinto del debut en la competición. Allí, las subcampeonas de Sudamérica tendrán a disposición a todas sus piezas, sin lesiones ni suspensiones.
Armando Naranjo
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AFP / Juan Cevallos