La devoción del venezolano católico generalmente suele reflejarse en las peticiones diarias que se hacen a Dios, y a los santos, sin embargo, pocas veces identificamos la devoción con la oportunidad de dar el regalo de la gratitud.
En esta ocasión, cuando apenas faltan horas para conmemorar la devoción guarenera por Nuestra Señora de la Copacabana, virgen boliviana que se convirtió en la patrona de este noble pueblo del estado Miranda, encuentro importante llevar un caluroso aplauso a cada guarenero bueno, honrado, honesto, trabajador y echado para adelante que a diario sale a la calle a dar lo mejor de sí.
Dando un recorrido por zonas como el emblemático sector El Samán, o hacia el centro de la ciudad de Guarenas; hacia distintas urbanizaciones locales, y por todos los alrededores de parte de lo que es ahora el Paseo La Paz, me he topado en los últimos días con hombres y mujeres que muestran su valentía, surgiendo de las cenizas cual Ave Fénix.
Precisamente cuando me he topado con gente buena que ha convertido la adversidad en un buen punto para surgir, me he sentido aún más orgullosa de pertenecer a esta noble ciudad y feliz de que tengamos la bendición de Copacabana.
Hemos sobrevivido a la tormenta en tiempos en los que la economía nacional nos ha puesto a prueba, y si bien es cierto he tenido que ver pasar ante mis ojos el penoso escenario de personas hurgando en la basura en busca de algo que comer, también he visto crecer el número de personas comerciando café, verduras, frutas, embutidos; sacando de sus viviendas objetos que tenían sin uso, para ponerlos en venta y poder salir adelante; demostrando que somos más los que apostamos a ser buenos, luchadores, trabajadores y agradecidos con lo que tenemos y podemos alcanzar.
Quienes han tomado la opción de salir del país para encontrar nuevas fronteras igualmente son dignos de ése aplauso porque han sabido aprovechar alguna crisis, para finalmente tomar decisiones que les harán volver algún día a esta noble y hermosa patria, llenos de ideas y de herramientas con las cuales seguir adelante y poder ayudar a otros. ¡Estoy segura que será así en un elevado número de esos casos, porque venezolano es venezolano y ama la magia que envuelve a este país!.
Nuestros guareneros luchadores y tenaces merecen un aplauso. Quizás sea exagerado para muchos el número de personas llevando sus termos para vender café o té en las calles; o de expendedores de frutas y verduras en las esquinas; quizás sea exagerado también para muchos el número de vendedores de ropa usada, o de gente activando jornadas de las llamadas ventas de garage, pero si algo hay que reconocer es que este pueblo noble no se ha quedado llorando los pesares, sino que ha sabido ganar la batalla, dando pelea diario a punta de trabajar duro.
Las risas, la algarabía, el chiste ante cualquier situación que podría sumirnos en la desesperanza; las ganas de disfrutar la Navidad con amor, es definitivamente parte de este cuadro de gente bella que es un regalo para Nuestra señora de Copacabana, cuyos devotos seguramente este 21 de noviembre acudirán masivamente a orar porque la paz sea siempre la mejor opción con la que Venezuela pueda contar, en todo momento y ante cualquier adversidad.
¡Bravo Guarenas por ser siempre ese pueblo victorioso y lleno de amor, cubierto por el manto de la excelsa patrona Copacabana!
Por: Janeth Solórzano